Mitos y hechos
RECLAMOS. La entrega-recepción en el palacio municipal de Jiutepec ayer se matizó con un eco de descontento entre los ayudantes municipales, quienes no dudaron en exigir al exalcalde David Ortiz que rindiera cuentas sobre los pagos pendientes. Se conoció que las autoridades auxiliares no han recibido la última quincena del 2024. Este escenario ha llevado a un grupo de estas autoridades a arremeter contra Ortiz, un acto que, aunque puede parecer un ataque, tiene una justificación legítima. Es innegable que la falta de pago a los ayudantes municipales afecta no solo su bienestar económico, sino que también pone en tela de juicio la gestión de Ortiz durante su mandato. Los ayudantes, que son los representantes más cercanos a la comunidad, tienen el derecho de exigir respuestas. Sin embargo, es importante considerar que, aunque la indignación es válida, el tono y la forma en que se expresa esta demanda pueden influir en la percepción pública sobre la situación. Acusar a un exedil de manera frontal puede ser un acto de desesperación, pero también puede verse como una oportunidad para abrir un diálogo sobre la transparencia en la administración pública. La comunidad necesita saber cómo se manejan los recursos y cuáles son las razones detrás de los retrasos en los pagos. Sin embargo, es fundamental evitar caer en un ciclo de confrontación que no aporte soluciones concretas a los problemas existentes. Además, es necesario recordar que el proceso de entrega-recepción no solo implica la entrega de recursos, sino también de información y responsabilidades. Un enfoque más constructivo podría ser exigir claridad y soluciones en lugar de un ataque directo.
Y SIGUE. Y siguen las declaraciones del ex candidato Arnulfo Montes Cuen generando un gran revuelo en Temixco y en la agenda política del estado, donde la figura del nuevo alcalde, Israel Piña Labra, se encuentra en una encrucijada. A solo una semana de haber asumido el cargo, Piña enfrenta acusaciones graves sobre la imposición de funcionarios y asesores en diversas áreas del gobierno municipal por parte de Arnulfo Montes Cuen. Más inquietante aún es la insinuación de Montes sobre la posible participación del alcalde en el atentado contra la síndico Graciela Cárdenas, quien recientemente sufrió un ataque armado en su domicilio. Estas acusaciones no son triviales y requieren un escrutinio minucioso. La afirmación de Montes de que Piña utiliza "armas de uso exclusivo del Ejército" para intimidar a sus opositores políticos resuena con un eco de preocupación en la comunidad. Este tipo de acusaciones, si se comprueban, no solo pondrían en entredicho la legitimidad de la administración de Piña, sino que también abrirían un debate sobre la seguridad y la política en la región. Por eso, es fundamental que Montes pueda respaldar sus afirmaciones con pruebas concretas, ya que la seriedad de tales acusaciones puede tener repercusiones significativas. La política no solo debe ser un espacio de confrontación, sino también de responsabilidad. La comunidad temixquense merece transparencia y claridad sobre las acciones de sus líderes, especialmente cuando se trata de temas tan delicados como la violencia y la corrupción. Este es un momento crucial para que el alcalde Piña demuestre su compromiso con un gobierno responsable y ético, en lugar de caer en las provocaciones de Personajes políticos de conocida mala trayectoria.
SEGÚN EL. Las palabras de algunos políticos sobre Graco Ramírez, que lo describen como "un rufián pero no tonto", resuenan con fuerza en el contexto actual. Esta frase captura la esencia de un líder que, a lo largo de su carrera, ha demostrado una notable habilidad para manejar situaciones complicadas y evadir responsabilidades legales, a pesar de las numerosas acusaciones en su contra. Ayer, tras concluir su audiencia en el juzgado de Atlacholoaya, el exgobernador reafirmó su postura de inocencia, insistiendo en que no ha cometido ningún delito. La afirmación de Graco Ramírez sobre su presencia en la ciudad judicial de Morelos, aludiendo a un simple interés por conocer el edificio, parece más una estrategia de distracción que una justificación válida. La comunidad no puede ignorar el contexto en el que se produce su visita. Con múltiples señalamientos sobre actos de deshonestidad y abuso de poder durante su administración, su insistencia en la inocencia genera escepticismo. Es innegable que Ramírez ha sido un maestro en la manipulación del discurso político. Su capacidad para eludir el riesgo legal, como se ha afirmado, lo ha mantenido en una posición de aparente impunidad. Sin embargo, es crucial que la justicia siga su curso y que las autoridades pertinentes investiguen a fondo las acusaciones en su contra. La comunidad de Morelos merece transparencia y justicia, no solo palabras vacías de un exfuncionario que intenta mantener su imagen intacta. La política no debe ser un refugio para aquellos que abusan de su poder y escapan de la rendición de cuentas. La sociedad espera que se haga justicia y que los responsables enfrenten las consecuencias de sus actos.
PREMIADA. El nombramiento de Katia Herrera como responsable de la Procuraduría Agraria en Morelos genera tanto sorpresa como escepticismo, especialmente considerando su desempeño como titular de desarrollo agropecuario durante el sexenio de Cuauhtémoc Blanco, que muchos califican de fallido. A pesar de sus nulos resultados en esa posición, Herrera ha recibido la distinción de la presidenta Claudia Sheinbaum y del procurador agrario, Víctor Suárez. En su mensaje, aseguró que se dedicará a construir el “2º piso de la 4 Transformación” en los núcleos agrarios y a atender directamente a los sujetos agrarios en el territorio. Sin embargo, la pregunta que surge es: ¿realmente se puede confiar en que cumplirá con estas promesas? Durante su tiempo en el gobierno anterior, la crítica más común hacia Herrera fue que se limitó a “posar para la foto”, sin realizar acciones concretas que beneficiaran al sector agropecuario. Esta falta de resultados genera dudas sobre su capacidad para asumir un rol tan importante en la Procuraduría Agraria, donde se espera una gestión proactiva y efectiva. La agricultura y el desarrollo rural son temas críticos en Morelos, y la población necesita líderes comprometidos con el bienestar de los productores y la comunidad en general. La retórica de construir el “2º piso” de la transformación puede sonar atractiva, pero es fundamental que se traduzca en acciones palpables.