Alerta roja de ONU por cambio climático
Afirma la ONU que estamos tocando el punto de no retorno para que el planeta se adentre en una catástrofe climática irreversible: “…una vez más -afirma- se han batido récords con respecto a los niveles de gases de efecto invernadero, las temperaturas en superficie, el calor y la acidificación de los océanos, el aumento de nivel del mar, la capa de hielo marino de la Antártida y el retroceso de los glaciares.”
Hace un par de días, la Organización Meteorológica Mundial OMM, dependiente de la Organización de Naciones Unidas ONU, emitió una alerta roja -literal- al dar a conocer que: “La crisis climática es el reto definitorio al que se enfrenta la humanidad, -afirma que- está estrechamente entrelazada con la crisis de desigualdad, como atestiguan la creciente inseguridad alimentaria y el desplazamiento de la población, así como la pérdida de biodiversidad -y agrega- que las condiciones meteorológicas y climáticas extremas, son consideradas como la causa fundamental o el factor agravante que desencadenó desplazamientos, inseguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad y problemas de salud en el año 2023.”
La Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo, dijo: “Nunca hemos estado tan cerca, aunque de momento de forma temporal, del límite inferior de 1,5 grados Celsius, del Acuerdo de París sobre el cambio climático”, y afirmó: “La comunidad de la OMM está haciendo sonar la Alerta Roja en el mundo”.
Decirlo y saberlo en este momento, no es broma, no es el panfletismo mañanero, no es la fábula electoral, el thriller en televisión de paga y menos la saga de ciencia ficción; la temperatura mundial subió a 1.45, grados Celsius y estamos en camino de llegar a 1.50, grados Celsius, lo que significa y afirman los científicos climáticos de la ONU, que es el punto de no retorno para una catástrofe climática irreversible.
Según el informe de la Organización Meteorológica Mundial, dependiente de la ONU en un día normal de 2023, casi un tercio de la superficie oceánica se vio atenazada por una ola de calor marino, lo que perjudicó a ecosistemas vitales y sistemas alimentarios, los glaciares observados sufrieron la mayor pérdida de hielo registrada desde 1950, con un deshielo extremo tanto en el oeste de Norteamérica como en Europa, los casquetes alpinos experimentaron una temporada de deshielo extremo, y los de Suiza perdieron alrededor del 10% del volumen que les quedaba en los dos últimos años y agrega que la pérdida de hielo marino antártico fue, con mucho, la más baja de la que se tiene constancia, con un millón de kilómetros cuadrados menos que el año récord anterior, lo que equivale al tamaño de Francia y Alemania juntas.
Así mismo, las concentraciones observadas de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron niveles récord en 2022 y siguieron aumentando en 2023, según los datos preliminares. Esto demuestra que los esfuerzos mundiales para bajar la temperatura de la tierra no son suficientes y debemos recordar que esto comenzó con la industrialización mundial en el siglo XIX.
En el caso de México, se tiene registrado que nuestro país no ha fijado un plan para eliminar gradualmente el uso de los combustibles fósiles y que las acciones para descarbonizar el sector eléctrico son insuficientes y debido a ello, está entre los países de bajo desempeño frente al cambio climático y un ejemplo claro es que en 2023, el país descendió siete posiciones en relación con 2022 al ocupar el puesto 38, de acuerdo con el Índice de Desempeño frente al Cambio Climático 2023 (CCPI por su sigla en inglés).
Los especialistas en cambio climático han recomendado particularmente a nuestro país que desarrolle un marco político más sólido para reducir progresivamente el petróleo y el gas, implemente un plan de transición energética justa hacia energías renovables (como la solar y la eólica), además de acelerar una expansión del transporte público electrificado y de los trenes de pasajeros, así como establecer políticas para detener la deforestación.
A nivel global, de acuerdo a la ONU, 2023 fue el año más caluroso desde hace 174 años y los valores observados para el conjunto de los indicadores principales, han hecho saltar todas las alarmas.
Algunos de ellos no solo baten récords, registran magnitudes inauditas y los cambios no dejan de acelerarse.
Los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos tuvieron repercusiones socioeconómicas graves en todos los continentes habitados. Entre ellos cabe mencionar episodios graves de crecidas, ciclones tropicales, calor extremo y sequía, y los incendios forestales asociados.
El calor extremo afectó a muchas partes del mundo. Algunos de los episodios más importantes se produjeron en el sur de Europa y el norte de África, especialmente durante la segunda quincena de julio. En Italia se alcanzaron 48°Celsius, y se registraron máximos históricos en Túnez de 49°Celsius, en Agadir, Marruecos, 50°Celsius y Argel, en Argelia, 49°Celsius.
En Canadá, la temporada de incendios forestales fue la peor desde que hay registros. La superficie total quemada en ese país durante el año 2023 fue de 14,9 millones de hectáreas y enfocando particularmente a México, la alerta roja de la ONU se pudo constatar el 24 de octubre, cuando el huracán Otis azotó el puerto de Acapulco y alcanzó la categoría máxima de 5 en cuestión de horas, siendo una de las tasas de intensificación más rápidas de la era satelital.
No es broma, no es el panfletismo mañanero, no es la fábula electoral. A nivel global, tenemos ya pocos años para enfriar el planeta, de lo contrario, alcanzaremos el punto de no retorno para una catástrofe climática irreversible.