El Santo Parrandero
Tres días después del solsticio de verano para los agricultores el culto al agua los agricultores ruegan por tener un año con gran productividad. Mientras el catolicismo, entre sus creyentes celebran a Juan el Bautista, quién intercede por las buenas cosechas.
Para el municipio de Jiutepec llega el mes de junio y recuerdan su tradición de celebrar la fiesta de San Juan Parrandero, acompañados de la banda de viento, la gente recorre sus calles con la imagen.
La fiesta popular inicia con la víspera el día 23 de junio, todo comienza con una misa para después visitar las aguas del manantial “Las Fuentes”, ahí se agradece y se pide que no falte el agua. La gente de la comunidad también aprovecha para meterse al agua. Se le solicita tener un buen temporal; entre los habitantes se dice: en Jiutepec a quién le piden es a San Juanito, y no a San Isidro Labrador, una tradición que a pesar de que hay menos campos de cultivo se mantiene viva.
San Juan Parrandero, tallado en madera, lleva en la cabeza un sombrero de palma, su morral tejido de ixtle y unas botitas, como si fuera un campesino. Viste una túnica en color verde, con manto rojo, se acompaña de una botella de alcohol y en la boca un cigarro; sobre estos elementos comentan: en nuestra cultura prehispánica el tabaco a través del humo se comunicaba con los aires, como protección de los malos aires, al ofrendar en alguna cueva. Sobre el alcohol, se usa para limpiar, sobar o untar para aliviar un mal.
La gente que es mayordomo, se hace responsable de tener en su casa a Juanito el parrandero, de manera que, la imagen siga considerada como expresión de fiesta, en nuestra cultura del agua.
El mayordomo se encarga de pasar a pedir cooperación a las casas, para cubrir los gastos de pagar a la banda de viento, cohetes, flores y demás gastos que resulten.
La imagen se cambia cada año, con ropa nueva, se le ofrenda flores, alcohol, cigarros, la banda no deja de tocar; después de la misa, de ir al manantial, se va al panteón municipal como parte de la tradición, es recordar a quienes ya descansan pero que cada año, recuerdan a quienes fueron custodios, mayordomos, a los Juanes y Juanas, para de ahí, comenzar con el recorrido a las casas de nombre Juan, durante este recorrido la gente se moja como símbolo de bendición. La parranda finaliza al volver a casa del mayordomo, esto es al amanecer del día 24 de junio.
El cronista José Rodríguez de Gante platica, las tradiciones que los mayordomos compartan en su casa los alimentos y la bebida, después de ahí se van en procesión con el parrandero, bailando y tomando hacia el balneario Las Fuentes, enfatizó: antes se llevaba al río, al barrio de San Juan, por la contaminación ya no se puede.
En el balneario lo bañan, muchas personas llevan también sus imágenes pequeñas del parrandero y lo meten a las albercas. Ahí se prende torito y comienza el recorrido a las casas de los Juanes del centro de Jiutepec.
Los Juanes invitan tamales y atole, en ocasiones agua de sabores e incluso bebidas embriagantes. Mientras se hace el recorrido, las pipas de agua van bañando a los asistentes, otros van bailando con el parrandero, van tomando y fumando con él.
Al final del día llega al zócalo de Jiutepec donde se prende otro torito y en ocasiones organizan un baile popular.
Recordó, hace años se llegaba a la fuente del zócalo, pero ahora ya no dejan que se metan, por eso las pipas siguen bañando a la gente en el centro.