Gusto no es apetito
¿Qué las cosas estén bien hechas o que los hechos sean buenas cosas? ¿Qué prefieres? Consumir no es lo mismo que cubrir una necesidad. La eficiencia productiva, no significa un éxito financiero, es más ni siquiera significa un desempeño operativo lucrativo. Moverse no es progreso, pero no moverse ya es un retraso. El esfuerzo no siempre se realiza para crecer, a veces sólo es para no caer más hondo, pero es esfuerzo al fin. Y sé que son muy contadas ocasiones, pero la oscuridad, ni siempre significa el final del día.
A veces lo que nos mueve, no es lo que necesitamos, en ocasiones tampoco es lo que realmente nos importa, a veces solamente es lo que sentimos en ese particular instante. Recuerde, los mejores agentes de ventas, siempre tienen en mente que el cliente pocas veces sabe lo que quiere, en realidad el cliente sólo sabe lo que siente. Ese cliente llega a comprar un artículo, y termina llevándose uno de menor capacidad, mayor precio, pero con mejor prestigio.
Cuando uno decide sobre los alimentos que ingerirá, ¿lo hace sobre la base de lo que su cuerpo necesita (lo que requiere) o sobre la base de lo que se le antoja (lo que siente)? Cuando está en el proceso de ingerir los alimentos ¿Decide cuándo detenerse sobre el principio de frugalidad o sobre sobre el esquema de satisfacción personal? En México la obesidad se ha incrementado de manera alarmante de 2006 al 2022 ya que aumentamos un 24% (El economista, 06abr2024). Hemos hecho mucha publicidad con el cuidado de la salud con enfoque de prevención, pero al parecer la asequibilidad de productos no saludables, su comercialización y su vasta difusión en medios masivos, nos va ganando la batalla en los temas de crear conciencia de una alimentación saludable.
Sucede algo similar en el consumo de productos digitales. La gran mayoría de las veces, el consumo digital obedece más a una conducta hedonista, que a una estrategia de generar conocimientos. Datos no siempre es información. Nuestro cerebro está diseñado para encontrar patrones, y en ocasiones los encontrará sean certeros o no. De tal manera que de vez en cuando los datos mal ordenados, generarán un tipo de información diferente y si además nuestro cerebro identifica un patrón en ese “orden” de datos, se genera un aprendizaje erróneo, pero que es defendido como cierto y se establece como un nuevo conocimiento. Si nuestro pensamiento crítico no fue desarrollado a una edad temprana, asumimos que con la edad viene la sabiduría, y lo expresamos como “¿Qué me vas a contar tú a mí, si yo he recorrido ese camino más ocasiones que tú”? Sin embargo, recorrer el camino no siempre significa aprender de él. El hombre se sigue tropezando una y otra vez con la misma piedra.
Comer tres veces al día no significa que estés evitando la anemia. Aun así, puedes padecer de ella. Lo realmente importante es la selección de los materiales, los procesos de cocción, el uso apropiado de los ingredientes, el intervalo de tiempo entre la integración de uno y otro, la intención del producto a entregar, las personas que lo degustarán, y la experiencia a compartir mientras se saborean los alimentos. Y todo esto es porque comer no siempre es alimentarse.
La creación de conexiones mientras compartimos el pan y la sal en la mesa, nos ofrece una posibilidad de instaurar o fortalecer vínculos; de ser empáticos; de ser vulnerables; atractivos y hasta sofisticados. Nos ayuda a abrir una ventana cognitiva cada ocasión que realizamos preguntas sobre los anhelos y motivaciones de los demás. Nos fortalece las habilidades de escucha activa, de practicar nuestra compasión, de identificar los pensamientos que pudieran ser la base de una intervención amorosa con nuestros seres queridos.
¿Y qué tal un cafecito con un pan de elote para después de los alimentos? Nos da calma, nos da espacio para el derecho de réplica, nos conmina a ser críticos y a la vez moderados. Porque la sinceridad no todo el tiempo es amable. Lo que yo diga con sinceridad genuina, no siempre será lo que la otra persona necesita. Y es importante entender que no estoy promoviendo la hipocresía. Sólo digo que en ocasiones no trates de responder a todo, tómate un respiro y trata de comprender antes de ser comprendido. El quinto nivel de los cinco que tiene la escucha activa, es el de escuchar sin hablar, aun cuando tu respuesta más sincera te esté empujando el pecho.
Recuerda que José no siempre es pepito y el gusto no siempre es apetito.
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