Tiempos de reconciliación
"Que esto quede en manos de otra justicia, porque la justicia mexicana quedó a deber en este caso” fueron parte de las palabras del presidente municipal de Monterrey Nuevo León, Luis Donaldo Colosio Riojas, quien el pasado lunes pidió compasión al presidente Andrés Manuel López Obrador, para que sea indultado Mario Aburto, presunto asesino de su padre, Luis Donaldo Colosio Murrieta hace ya casi 30 años.
El también aspirante al senado de la república por el partido Movimiento Ciudadano, fue incisivo al mencionar que la justicia mexicana no ha hecho su trabajo y que por ese motivo es importante que a tres décadas se comience a transitar por el camino de la reconciliación basados en el perdón: “No me afecta personalmente, pero me incomoda, es incómodo para todos, pero particularmente para mi persona, toca fibras un poco más sensibles. Es un tema donde más adelante tengo que darle la cara a mis hijos de qué le pasó a sus abuelos, y esto ciertamente no ayuda. Yo lo que pido es que se haga justicia y si no se puede, mínimo que se empiece por el perdón”.
El mensaje contundente del joven político resalta la importancia del indulto como parte de un proceso de reconciliación que debe vivir el país; “pelando a la compasión del Presidente, yo diría que mejor indulte a Mario Aburto, que lo indulte, que ponga un carpetazo final a este asunto, que permita que tanto mi familia como México sanemos, que iniciemos una camino hacia la reconciliación a través del perdón, pero sobre todo, a través del respeto a dejar esto en manos de otra justicia porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento y hoy lo que queremos es vuelta a la página”.
En este sentido es importante destacar que detrás de la palabra reconciliación hay una idea prefijada que consiste en imaginarnos a personas o grupos que han vivido juntos, que se llevaban bien o mal pero que no se hacían mucho daño; sin embargo, llega un momento en que, debido a que se produce una situación de violencia, se separan y la reconciliación significa que esos dos grupos se junten nuevamente.
Es el esquema que normalmente solemos utilizar en los conflictos bélicos y el que, posiblemente se manifiesta con más claridad o rotundidad en las guerras civiles, en las cuales hay una sociedad que se separa, se divide en dos bandos enfrentados, los dos cometen actos reprobables e injustos, y llega un momento en el que hay que reconciliarse, hay que volver a ponerse de acuerdo quienes estaban en desacuerdo.
Si alguien como Colosio Riojas, a quien prácticamente le arrebataron la vida de sus padres es capaz de decir “ya basta” dejemos tanta violencia, tanto encono y tanto rencor, pero no solo eso, es el primero en decir: yo perdono, la propuesta no puede dejarse en el aire. Así como miles de familias, de hijos que han perdido a sus padres por la violencia, la voz de Colosio debe ser escuchada por alguien, no sólo el presidente del país, que tenga el valor de darle vuelta a la página y comenzar a construir un México nuevo que no se base en el rencor y la venganza.
Si hacemos un poco de historia, podemos identificar que nuestras sociedades mexicanas han crecido basadas en el encono, la lucha, la discrepancia, pero sobre todo el rencor y la venganza. A partir de la conquista experimentamos como nación un espíritu de odio, de confrontación, de venganza y mucho rencor.
Incluso hablamos de momentos específicos en la historia en los que el pueblo se ha levantado contra “sus opresores” y la vida y desarrollo de este México lastimado siempre se basa en la confronta entre dos grandes grupos de nuestra sociedad: los opresores y los oprimidos; los del poder económico y los que son sometidos.
Hoy todo se ha polarizado en chairos y fifis. Como quiera que sea estamos en el mar de la supervivencia en el que el pez más grande se come al más chico, pero ya es necesario parar.
Bien dicen los estudiosos que para poder llegar o iniciar el camino de la reconciliación desde la ética, el terreno más fértil, el más adecuado, es colocarse en el lugar donde están las víctimas de lo que acontece.
En primer lugar, porque ahí se ven cosas que no se ven desde otros sitios y porque, si queremos hacernos una idea adecuada de lo que acontece, es bueno conocer también esa perspectiva.
Por eso, la perspectiva, pero sobre todo la propuesta de una de las víctimas de la grave violencia que padecemos y venimos arrastrando desde hace mucho debe ser tomada en cuenta.
El encono sólo va a generar más violencia, mientras que el perdón y la reconciliación, si bien no cambian el pasado, si nos permiten asegurar un mejor futuro.