El cambio climático, la mayor amenaza natural
Los largos periodos de sequía, seguidos de lluvias muy intensas y la incapacidad para enfrentar y adaptarnos a unos y otros, los millones de pesos en daños a la población y a las infraestructura urbana pública; las pérdidas de cosechas, que comprometen la soberanía alimentaria y múltiples problemas relacionados con el derecho humano al agua, en sus dimensiones de contar con agua potable suficiente en cantidad y calidad, la disposición y tratamiento de aguas residuales y el abastecimiento a la ciudad, al campo y la industria; son sin duda, el rostro de una amenaza que los especialistas e investigadores de todo el mundo en cientos de artículos científicos presentan, sobre la existencia y los devastadores efectos del cambio climático.
Los científicos dicen que en los últimos siete años, la influencia de este fenómeno se ha vuelto más evidente, ocasionado un clima extremo. Se solía advertir sobre los cambios y daños que provocaría el cambio climático en el futuro, pero éste está ocurriendo aquí y ahora.
Por primera vez, el informe detalla los efectos del calentamiento global por regiones y muestra que casi todos los países del planeta se ven afectados por la intensificación de las olas de calor, por más lluvias o por el recrudecimiento de las sequías. Recientemente, algunas regiones de China recibieron 635 milímetros de lluvia en un solo día, cantidad esperada para un año entero en algunas localidades.
Los ciclones tropicales han cambiado sus características, ahora se volvieron más potentes, su movilidad es más lenta sobre la tierra y provocan un nivel de precipitación tan alto que las inundaciones causan más daños que el viento generado por los ciclones.
En Estados Unidos, los estados de Texas, Carolina del Norte y Carolina del Sur son muestra de este nuevo tipo de huracán en su territorio, que fueron los casos de los huracanes Harvey, en 2017, y Florence, en 2018, que provocaron inundaciones catastróficas y miles de millones de dólares en daños.
Todas las regiones del mundo se ven afectadas por alguna condición extrema. Los cambios están ocurriendo en todas partes.
Si bien un aumento de uno o dos grados en la temperatura global puede parecer insignificante, no todas las regiones del mundo se están calentando en la misma medida.
En el noroeste del Pacífico, por ejemplo, donde las históricas olas de calor cobran la vida de cientos de personas cada año, se pronostica que las temperaturas en 2050 serán 14 grados centígrados más altas que antes de la revolución industrial. Esto no es solo un aumento en las temperaturas promedio, es también un aumento en los promedios de condiciones extremas.
Las olas de calor anómalas que antes tenían probabilidades de ocurrir una vez cada 10 años, ahora tienen el doble de probabilidades de ocurrir, incluso las olas de calor más raras, que podrían ocurrir una vez cada 50 años, ahora son casi cinco veces más probables, según el Informe para el Cambio Climático.
Las políticas actuales en países de todos los continentes tienen un gran camino por delante para limitar el calentamiento global a tres grados centígrados para el año 2100.
Para limitar el calentamiento global a solo dos grados centígrados, dicen los científicos, tendríamos que tomar medidas bastante drásticas, supondrían eliminar por completo el consumo de carbón, petróleo y gas natural.
Incluso si hoy todas las naciones del mundo dejaran de emitir dióxido de carbono, metano y otros gases que calientan el planeta, los efectos de tan solo 1,1 grados centígrados de calentamiento durarían otros mil años. Lo importante ahora, es tratar de evitar daños mayores.
Entre 2000 y 2015, aproximadamente 86 millones de personas migraron a regiones donde las inundaciones son comunes, según un estudio publicado recientemente en la Revista Científica Nature.
El efecto combinado del aumento del nivel del mar y el aumento de las precipitaciones significará que aún más personas estarán expuestas a inundaciones en el futuro. Sin una adaptación efectiva, más personas estarán en zonas de riesgo severo.
El término desastre natural se usa muy a menudo para describir fenómenos como los huracanes. Los investigadores que estudian los desastres naturales han argumentado durante muchas décadas que el término es inapropiado.
Muchos desastres son el resultado de acciones planificadas, por ejemplo, la construcción de viviendas vulnerables en lugares peligrosos y sin protocolos adecuados de gestión de emergencias. A medida que aumentan los riesgos, se necesita urgentemente más inversión para ayudar a las personas a adaptarse.
Lo cierto es que llevamos mucho tiempo hablando del cambio climático como algo a lo que se enfrentarían las generaciones futuras, pero la realidad es que ya estamos lidiando con este tema; mucha gente ya ha perdido la vida por eso.
Los miembros más vulnerables de la sociedad reciben ya el mayor impacto negativo del clima más extremo; aquellos que no pueden pagar el aire acondicionado o no tienen un automóvil para evacuar de un lugar afectado. A medida que ocurren estos desastres, nuestro discurso debe ser que todos se pueden prevenir.
Incluso con las medidas adoptadas para adaptarse a las condiciones climáticas actuales, será crucial reducir las emisiones de gases para evitar fenómenos meteorológicos extremos aún peores.
Grave es en verdad, que estén las alarmas encendidas y que la amenaza sobre la vida sea una realidad. Y a pesar de ello, no se logra ubicar una decisión y mucho menos políticas públicas, orientadas a prevenir y/o corregir los factores que hoy provocan el calentamiento global y el cambio climático.
*IR