En el ámbito educativo, aprendamos a ser compasivos
Ser compasivos, en el ámbito educativo; en la actualidad se ha convertido, en un pedagógico imperativo; el flagelo de la violencia y del temor; por la ausencia del amor; sigue siendo un referente, en los noticiarios y en las conversaciones de la mayoría de la gente.
Los docentes, tienen siempre la oportunidad de percibir de cerca y con claridad, el ajeno sufrimiento; y saben bien, que no tienen otra alternativa, más que prestar la ayuda, en cualquier lugar y en todo momento.
La compasión es una cualidad inherente a la condición humana; pero quien la desarrolla y la ejercita, es quien experimenta el dolor y sufrimiento, y ya sea por sí mismo o con la ayuda de los otros, logra trascender adversidades, desde edades tempranas.
Aunque parezca contradictorio; los que practican la compasión, no cargan de sufrimiento su corazón; el ayudar a los demás, genera una profunda satisfacción que inmuniza y fortalece su física, emocional y espiritual condición.
Los docentes en su gran mayoría, estamos conscientes que el Ser Humano, se renueva cada día; los tropiezos y las ingratas experiencias; son indispensables para el desarrollo de las existencias.
Cierto, los docentes sabemos que no podemos parar la violencia, la muerte y la enfermedad; pero sí debemos enseñar y actuar con fortaleza, con esperanza y con bondad.
Está comprobado que la irritación, el enojo, la intolerancia e impaciencia; son síntomas de la potencial violencia; es inútil contratar más policías, construir más cárceles o colocar más cámaras para garantizar la seguridad colectiva; es mucho más eficaz atacar de raíz el problema, y para ello, necesitamos cultivar una actitud personal compasiva.
Que sea el buen decir y el bien hacer, la contraseña; de la apertura a la reconstrucción, de la república amorosa; cuando un noble propósito y la buena voluntad juntos se empeñan; se crean, se transforman y reproducen por doquier, mejores cosas.
Si cultivamos la paz, desde la intimidad de nuestros lechos; y conservamos nuestro estado de ánimo saludable y positivo; de igual manera lo serán, los dichos y los hechos; y dejaremos de la violencia y del temor, ser sus cautivos.
Contra quienes destruyen sin escrúpulos, las naciones enteras; sin importarles en lo más mínimo, derramar la sangre de inocentes; necesitamos prepararnos, de tiempo completo y de a deveras; equipar y erigir al pueblo, con un espíritu crítico, pacífico y valiente.
El sábado 23 del mes en curso, se celebró el Día Internacional del Libro y del derecho de Autor; tuve la oportunidad de acompañar a una Sección de 30 elementos del Pentathlón Deportivo Militarizado Universitario de la Zona Morelos, bajo el mando del Comandante de Zona Lic. Israel Mogollan; quien designó a la Licda. Mayte Rojas Bastida, Tercer Oficial de Cadetes de infantería, responsable de la Unidad de Instrucción: “La Lagunilla”; y al Sargento Primero Víctor Farfán Estrada, responsable de la Unidad de instrucción: “Patios de la Estación”; quienes junto con sus elementos de tropa, participaron en el “Maratón de Lectura,” celebrado en el patio central del Museo de la Ciudad de Cuernavaca; es de destacar la digna, clara y firme exposición frente al público asistente de la Cabo Jimena Linares Sánchez; del cadete: José Sebastián Román Zamudio y del cadete Diego Antonio Sandoval Bárcenas; quienes nos deleitaron con tres hermosos poemas, que hicieron reflexionar y emocionar al público presente, el cual tributó agradecido; a los ya aludidos, aplausos fuertes y nutridos.
Todos ellos tuvieron la oportunidad de saludar y compartir lecturas con el Presidente Municipal de Cuernavaca, el Lic. José Luís Urióstegui Salgado; Se cumplió una misión y el objetivo fue alcanzado.
El incesante flujo y reflujo de las aguas por donde navegamos, nos recuerda los permanentes encuentros y desencuentros con nuestros semejantes; poco o mucho nos dejan aquellos con los que nos relacionamos en el trascurrir de nuestras existencias; algunos nos enriquecen, otros nos empobrecen; unos y otros se llevan siempre algo de nosotros a cambio de lo que nos dejan; así es como nos vamos colectivamente construyendo y tejiendo la madeja.
Sin lugar a dudas, nos conviene a todos abrevar de las fuentes descubiertas por los grandes caracteres que nos han precedido; vale la pena leer sus libros; podemos ahorrarnos bochornos, ridiculeces y tropiezos innecesarios; y lo más importante y placentero, descubriremos que la vida no es un calvario.
Todos ellos nos han dejado pistas claras para una vida victoriosa; a través de la lectura conversamos con quienes saben más que nosotros o por lo menos tiene una visión diferente; leer, según la ciencia, despierta, agudiza e ilumina nuestra inteligencia.
*IR