Cuidado, Conservación, y Recuperación de ríos
Aún hoy en nuestros días, creemos y estamos parcialmente influenciados por la cultura de que los ríos son los sitios de disposición de desechos. Incluso si los ríos se llevaran pronto lo que arrojamos, el mar sería el destino final y tampoco podemos castigar los mares con la basura y desechos que producimos. Las generaciones más jóvenes ya están viviendo la realidad en la que los ríos merecen respeto y no pueden servir al destino de lo que ya no queremos. Ya no es posible tolerar que los ríos y sus afluentes sirvan como destino de productos desechables.
En este momento me ocuparé únicamente en cuestiones que dependen de la acción humana para cuidar, preservar y restaurar los ríos y sus afluentes, de lograrlo, sin duda la naturaleza se ocuparía del resto. El enorme desafío de cuidar, preservar y recuperar los ríos y sus afluentes requiere de múltiples acciones por parte de todos. Cuando dice todo, se refiere a toda la comunidad pública y privada, con una visión y acción en toda la cuenca hidrográfica.
Cuidar es más que un acto; es una actitud. Por tanto, abarca más de un momento de atención, celo y devoción. Representa una actitud de ocupación, preocupación, responsabilidad e implicación emocional con el otro. El agua es un bien finito y vulnerable, y es necesario adoptar medidas para su conservación y preservación.
Cuidar las aguas de los ríos, para mantenerlas en condiciones adecuadas para la sostenibilidad de la vida y para sus diversos usos, implica un enfoque sistémico y un conjunto de comportamientos en los entornos público y privado, requiriendo que cada persona tome conciencia de su corresponsabilidad y coopere en todo lo que pueda, ya sea en su hogar o fuera de él.
Propiciar un consumo responsable, esto es, que se deben evitar los desechos y, siempre que sea posible y con el debido cuidado, reutilizarlos. Por ejemplo, el agua puede tratarse con cloro para determinados usos y reutilizarse, como es el caso del agua del fregadero para tirar del inodoro, agua de la lavadora o tanque para lavar la acera, etc.a través de su captación contaremos con un reservorio para la reutilización de agua de lluvia.
Destino y tratamiento de efluentes; son aspectos imprescindibles en el cuidado del agua. Ello obliga a instalar sistemas de alcantarillado en edificios públicos y privados, así como realizar el tratamiento de efluentes, cumpliendo con la legislación vigente y los requisitos de cuidado sistémico del medio ambiente. Además, es necesario que las aguas residuales, ya sean domésticas, industriales, comerciales o de otro tipo, se envíen siempre a la red de alcantarillado, nunca a la red de aguas pluviales, ríos y otros cursos de agua y suelos. Para las regiones donde el sistema de alcantarillado aún no es suficiente, se deben implementar fosas sépticas y sumideros, dentro de los estándares recomendados, para evitar que esta agua llegue cruda a los cauces de agua.
La falta de saneamiento provoca varias enfermedades y numerosas hospitalizaciones. Las ciudades con mejores tasas de saneamiento tienen una menor incidencia de enfermedades. Es necesario que todos hagamos un esfuerzo concertado para que sea posible cubrir al 100% de los usuarios en saneamiento en el corto plazo.
Los efluentes del ganado también causan contaminación de las aguas superficiales y subterráneas. Los residuos deben eliminarse correctamente, preferiblemente para fertilización o generación de energía. La proteína animal es fundamental para satisfacer las necesidades humanas, y con sabiduría y cuidado podemos minimizar los efectos secundarios de esta creación, con la correcta eliminación de los desechos.
Los efluentes agrícolas pueden contener productos químicos como fertilizantes (ricos en nitritos y nitratos), pesticidas, que degradan la calidad de las aguas superficiales, incluidos los ríos, cuando se descargan en ellas, además de contaminar las aguas subterráneas por infiltración. Se recomienda un uso moderado y con el debido cuidado de no introducirse en cursos de agua. La producción agrícola, bien gestionada, con el correcto análisis y corrección del suelo, permite un alto rendimiento con bajos efectos secundarios ambientales.
El destino y tratamiento adecuado de los residuos sólidos, genéricamente denominados basura, es decir, los materiales sólidos generados por la actividad humana y considerados inútiles, desechables y eliminables en el estado en que se encuentran, son necesarios en el cuidado del agua. En la medida de lo posible, se recomienda el reciclaje y aquellos contaminados deben enviarse a vertederos legalizados y controlados. Los residuos sólidos causan daños desde su disposición incorrecta y algunos durante cientos de años. Estos materiales obstruyen las bocas de las tomas, contaminan arroyos, ríos y mares y, a menudo, afectan a los animales que los confunden con comida.
La vegetación de ribera, es la vegetación nativa que se encuentra en las riberas de ríos, arroyos, lagos, arroyos, presas y manantiales. El equilibrio hidrológico lo mantienen los bosques de ribera mediante la estabilización de las riberas del río por el enredo de raíces, el control del aporte de nutrientes y químicos a los cursos de agua, el control de la alteración de la temperatura en el ecosistema acuático y la formación de barreras para el transporte de sedimentos a cursos de agua, evitando su sedimentación. Además, los bosques ribereños son esenciales para proporcionar alimento a los peces y otros organismos acuáticos vivos. Los bosques también alivian los efectos de las inundaciones y previenen la erosión del terreno montañoso, evitando deslaves.
En suma, los ríos cauces fluviales, siempre han sido, y siguen siendo, uno de los recursos más importantes para la supervivencia de la humanidad. Son los que nos aportan gran parte del agua que consumimos, que utilizamos para producir nuestros alimentos, que necesitamos para nuestra higiene y que utilizamos para regar el suelo en zonas agrícolas, para generar energía, entre otros usos. Con toda esta importancia, aumenta nuestra responsabilidad en el cuidado y recuperación de los ríos y sus afluentes, por nuestro bien y el de las generaciones futuras. No se puede simplemente señalar a los demás, sin asumir esta misión relevante por sí mismo. Toda la comunidad, sin excepción, debe actuar en nombre de toda la longitud del río. Con una buena planificación, participación, acción y recursos asignados en los lugares adecuados, ciertamente es factible cuidar, preservar y restaurar los ríos. Cada comunidad debe preocuparse y actuar de manera articulada para tener ríos sanos y perennes.