No alcanzaron mil 700 MDP para el penal de Cuernavaca a gestión de Cuauhtémoc Blanco
A finales de septiembre de 2024, fue entregado el Centro de Reinserción Social Varonil de Cuernavaca 10. En él, la administración de Cuauhtémoc Blanco Bravo invirtió mil 500 millones de pesos, que no bastaron para la adecuación de las instalaciones de lo que fue el Centro Nacional de Arraigo de la Fiscalía General de la República (FGR), por lo que el gobierno federal tuvo que aportar 200 millones de pesos más. Y, sin embargo, el hecho es que no fue terminado y que se requerirá de nuevas inversiones para su concreción. Se trata de uno más de los pendientes sobre los que la administración pasada tendrá que rendir cuentas.
Tocó al entonces gobernador interino, Samuel Sotelo Salgado, realizar la entrega del penal, en el que confirmó que para completar las labores se gestionaron 200 millones de pesos más ante la Secretaría de Hacienda. El problema estriba en que el penal no estaba listo... Y no lo está ahora todavía. Y correspondió al entonces Comisionado Estatal de Seguridad Pública, José Antonio Ortiz Guarneros, afirmar que la inversión realizada por el gobierno estatal fue de mil 500 millones de pesos.
De nueva cuenta, queda claro que mil 700 millones de pesos estatales y federales no fueron suficientes para terminar un penal en instalaciones de la FGR que ya existían y a las que solo se harían adecuaciones para su operación.
Más aún: ambos funcionarios habían anunciado que el nuevo centro penitenciario tendría capacidad para albergar a 804 reos, con lo que la saturación en otros penales de Morelos, como el de Atlacholoaya, sería abatida. No obstante, la realidad es otra: el actual secretario de Seguridad Pública, Miguel Ángel Urrutia, afirmó en entrevista en Atlacholoaya, durante la preliberación de reos, que en términos reales todavía no estaban concluidas las remodelaciones y que, cuando mucho, el nuevo penal solo podría albergar entre 250 y 300 reos.
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Las autoridades del gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo presumieron que sería un penal de nivel de seguridad media-alta. Urrutia Solórzano, en cambio, afirmó que, por su ubicación, en el boulevard Cuauhnáhuac, al penal solo podrían ser trasladados internos ya próximos a ser liberados y que no habría posibilidad de visitas de familiares.
El gobierno anterior anunció también que el nuevo penal tendría instalaciones dignas, destinadas al trabajo, la capacitación, área médica, deporte y educación... Lo cual está por verse. Por ahora, hay varios obstáculos para que entre en operación el nuevo penal: debe concluirse la revisión de cómo se gastaron mil 700 millones de pesos, la evaluación correspondiente de las remodelaciones que no se terminaron, si se cumplieron las normas penitenciarias para su validación, determinar los recursos que aún hacen falta para culminar las adecuaciones, así como los que dispone la administración estatal y los que habrán de gestionarse ante la federación, lo mismo que los permisos correspondientes de operación.
El penal de Cuernavaca es otra de las escasas obras del gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo, pero de las muchas que dejó a medias, que requirieron millonarias inversiones estatales y federales, que fue entregada, que no está en funcionamiento, y sobre la que urge la rendición de cuentas...