Gobierno Cuauhtémoc Blanco, una gestión sin obras relevantes
Para Luis Sergio Hernández Coronado, Gobernador Tlatoani del Estado de Morelos, el de Cuauhtémoc Blanco Bravo es un gobierno sin obra pública relevante por la que pueda ser recordado. Solo llenó a la entidad de canchas deportivas y a Palacio de Gobierno de gente que viene de Tepito.
Lo peor es que Blanco Bravo, junto con su Comisionado de Seguridad Pública, deja al estado sumido en la violencia y los asesinatos, así como de las bandas delictivas y del narcotráfico, porque fracasaron en el combate a la delincuencia. Jamás se vio al comisionado recorrer las calles patrullando, únicamente detienen a las personas de escasos recursos y a los integrantes de peligrosas bandas hasta se inclinan frente a ellos.
No hubo obras ni seguridad para las comunidades indígenas, siempre fuimos ignorados. Simplemente llegó a la silla para enriquecerse, afirma. “Vea la seguridad cómo está: de la patada. Así ha pasado con nosotros. Cuauhtémoc Blanco Bravo nunca volteó a ver a los pueblos indígenas”. Y agrega en una mezcla de decepción y de coraje: “Yo voté por él porque creí que era una persona limpia, que era un deportista sano y nos salió el tiro por la culata: salió nefasto, salió falso, nos salió hipócrita”.
Y su perspectiva del gobernador saliente es la de muchos: “Él nomás llegó a sentarse y enriquecerse. No ha habido una obra que digas que impacte. Ha hecho canchitas deportivas, eso es todo. Dime una obra relevante, porque yo no la conozco. Pero eso sí: el Palacio de Gobierno está lleno, lleno y lleno de personas que vienen de Tepito, de exfutbolistas. ¿Y con el pueblo de Morelos qué ha pasado? ¡Nada!”
Y una de las cosas que más se le reclama: “Que el narcotráfico esté metido hasta lo más recóndito del estado de Morelos. No hay quien lo pare. Hay asesinados, hay descuartizados, ¿y dónde está la policía? ¿Dónde está el comisionado de Seguridad Pública? ¡Ni lo conozco! Nunca se le ha visto que haya hecho un recorrido por Cuernavaca, la capital. ¿Dónde está la policía? Se dedican a levantar multas, a afectar a los más amolados, y sin embargo, cuando ven un camionetón con gente armada hasta se le cuadran”.
Sobre si los pueblos de Morelos, los indígenas, los originarios de esta tierra vieron alguna mejora con Blanco Bravo, la respuesta es tajante: “Ninguna. Nunca se acercó a nosotros. Tal vez pensaba que, con saludarlos, se contaminaba con la piel morena de mi gente, de mis hermanos”, destaca el Gobernador Tlatoani.
Seguirán en pie de lucha por la transformación de la realidad de los pueblos, hasta que Morelos sea de los morelenses, y por ello convocan al Primer Concilio de los Pueblos Originarios. Elaborarán un documento en el que plasmarán todos sus resentimientos, dolor y abusos padecidos y, exaltando la sabiduría de los pueblos originarios, iniciarán una nueva historia, basada en la cooperación, la paz y la unidad.
