Violencia e inseguridad, el sello del sexenio
Morelos no era un estado seguro con los gobiernos panistas de Sergio Estrada y Marco Adame, mucho menos con el de Graco Ramírez que lo empeoró, pero con el del peor gobernador de su historia, Cuauhtémoc Blanco, simplemente el problema desbordó a índices que no dejan lugar a dudas sobre la indolencia y la omisión con que el tema ha sido tratado. Para desgracia de los morelenses, los últimos días del sexenio son de terror, aunque en realidad así ha sido durante los últimos seis años.
Podrán decirse muchas cosas a toro pasado: que si los alcaldes no cooperaron, que si la Federación ha dado a cuenta gotas su apoyo, que no hay coordinación en los tres niveles de gobierno, o que simplemente el hampa es superior porque sí está organizada y es más poderosa que las autoridades, pero lo cierto es que en seis años no percibimos el más mínimo interés del gobernador y de su gabinete de seguridad para aplicarse, peor aun, las suspicacias por una complaciente y conveniente indolencia se las llevan en las maletas.
Y es que, si a alguien le sorprende el recrudecimiento de la violencia y la inseguridad de los últimos días y conque se despide el gobierno del ex futbolista, habrá que recordar que, en realidad, allí están las estadísticas que demuestran una alta y permanente incidencia durante todo el sexenio, cuyos números de cada semana y cada mes arrojan índices que mantuvieron al estado dentro de los cinco primeros más violentos del país.
Y eso es decir mucho, sobre todo porque Morelos es una entidad, en comparación con la mayoría del resto del país, menor en su territorio y población, aunque ciertamente también es paso obligado hacia la capital y el centro del país, sin embargo, los índices de violencia son muy superiores al de entidades vecinas como Puebla o se equiparan a los del Estado de México o Guerrero, por cierto, entidades con las que pocas veces supimos que se desarrollara alguna estrategia regional para hacer frente a los grupos delictivos que comparten un territorio en la zona.
Así pues, los medios de comunicación son los que dan cuenta y suman a diario a las estadísticas del estado, el resultado de la operación que, sin remedio, o mejor dicho con plena impunidad, realizan el creciente número de grupos delictivos que ocupan territorio morelense, resultado también de la fallida estrategia de seguridad del gobierno que ya se acaba, a ver…
L@S REDES… El miedo se respira en cualquier parte del estado pues de acuerdo al INEGI, nueve de cada 10 habitantes se perciben inseguros, es decir, que el miedo se huele en las calles y en las casas de las ciudades, los pueblos o las comunidades y que el temor a ser víctimas de algún delito o hecho de violencia es latente, pero, ¿cómo llegamos a tanto? La respuesta parece simple, aunque si vamos al fondo habrá, todos y cada uno, que asumir la parte de responsabilidad que le toca, ya que, si bien la responsabilidad es del gobierno y de la autoridad, los ciudadanos son quienes eligen a quienes les otorgan dicho compromiso. El problema es que, si vamos un poco más para atrás en la historia, hace 12 años el segundo peor gobernador que ha tenido Morelos, es decir Graco Ramírez, se ganó el voto ciudadano con la promesa de acabar en 180 días con la inseguridad, y claro que no cumplió, pero hace seis años, Blanco Bravo no sólo prometió que él no nos iba a fallar, sino que metería a Graco a la cárcel por inepto y por haber timado a los morelenses. Hoy la confianza se ha depositado en una mujer y con Margarita González Saravia hay enormes esperanzas de que se rompa el círculo vicioso que ha caracterizado los últimos gobiernos de Morelos, veremos…