Ojos tecnológicos
A pesar de las limitaciones y retos que representan los sistemas de video-vigilancia, es indudable que estas herramientas tecnológicas juegan un papel fundamental en la prevención y atención de delitos en las ciudades. La presencia de cámaras de seguridad en las calles y en el transporte colectivo ha demostrado ser una herramienta efectiva para disuadir la delincuencia y apoyar a las autoridades en la identificación y persecución de criminales.
En la Ciudad de México, donde se encuentran ubicadas miles de cámaras de vigilancia conectadas a un centro de control, cómputo y comando, se ha logrado reducir la incidencia delictiva en zonas monitoreadas. Sin embargo, como señala la especialista Lucía Carmina Jasso López, la capacidad de monitoreo de estas cámaras es limitada y muchas veces la evidencia de delitos queda sin ser vista por nadie.
El fenómeno del "efecto cucaracha" también es una realidad en las ciudades con sistemas de video-vigilancia, donde los delincuentes tienden a desplazarse a zonas no monitoreadas para cometer sus actos criminales. A pesar de esto, el efecto disuasorio de las cámaras sigue siendo una herramienta valiosa en la lucha contra la delincuencia.
En el caso de Morelos, la Comisión Estatal de Seguridad reporta un número considerable de cámaras de vigilancia instaladas, sin embargo, el hecho de que un porcentaje significativo de ellas no funcionen representa un obstáculo para su eficacia. Es fundamental que las autoridades mantengan y monitoreen de manera eficiente estos sistemas de seguridad para garantizar su efectividad en la prevención y atención de delitos.
En conclusión, los sistemas de video-vigilancia son una herramienta tecnológica importante en la lucha contra la delincuencia en las ciudades. A pesar de sus limitaciones, su presencia en las calles y en el transporte colectivo contribuye a la prevención y atención de emergencias y delitos, aunque se requiere de un mantenimiento adecuado y una gestión eficiente para garantizar su efectividad.