El mal uso de la ley
La semana pasada, un senado, que parecía morir al igual que su legislatura, revivió momentáneamente para el último o penúltimo baile. El senador Ricardo Monreal subió a tribuna para defender como un fuerte en la guerra, dos modificaciones que parece venían desde presidencia. La de Amparo y Amnistía.
En el tema de amnistía, el senador Monreal propuso, que siempre y cuando revelen información importante en temas de interés público, el Presidente de la República pueda otorgar el “perdón” y sacar de la cárcel a hombres y mujeres privados de la libertad. Mientras que en el tema de amparos, la iniciativa propone que un juez de distrito, no pueda detener determinaciones hechas por el legislativo o ejecutivo; cabe recordar para entender este tema, que han sido estos jueces, los que han detenido en diversas ocasiones las mega obras del Presidente López Obrador.
Durante la semana pasada, la ministra de la Suprema Corte Norma Lucía Piña, anunció también el inicio de una investigación contra el ex presidente de la Suprema Corte Arturo Zaldivar, por supuestamente utilizar su cargo para cambiar las posturas de jueces y magistrados favoreciendo al Presidente López Obrador.
Llama mi atención que estos temas tienen algo en común: el mal uso de la ley. Tan pronto como fueron presentadas las dos iniciativas, la oposición saltó para advertir que detrás de ellas, podría estar oculto un contubernio entre personajes que están en el interés político, electoral o personal del Presidente y su capacidad de otorgarles el perdón. Y de la misma manera, que puede ser un riesgo no tener un límite legal a las obras y proyectos del Presidente López Obrador.
Considero que en el caso del amparo, sí es importante permitir que la figura presidencial pueda tener un rubro amplio de poder en el que pueda actuar, hacer y por lo tanto responder a las personas que le han confiado su voto. Pero debemos entender, que una cosa es saltar los mares de burocracia que limitan el progreso y otra encaminarnos a un poder sin límites.
Me parece que, así como lo decía Colosio: “México es un país con sed de justicia”. Quieren justicia aquellas víctimas que han pasado décadas en la cárcel por “prisión preventiva”, aquellos que han visto morir a un familiar y se han enfrentado a un sistema que no le importa la sangre derramada, aquellos con un familiar desaparecido y todos los que se enfrentan a un sistema que les dice “mejor déjalo así”.
El poder judicial, tiene una deuda con México, así como un legislativo, que a cuentagotas ha hecho leyes que beneficien a los mexicanos y que hoy, privilegian aquello que interesa al Presidente sobre aquello que ayude a la gente, como lo prometió el proyecto de izquierda que decían abanderar.