Decepcionante
Decepcionante, es la palabra que desde mi perspectiva define el primer debate presidencial. Desde hace años, mucho antes de que hubiese sido correcto, la polémica política se enfocó en quién sería el próximo/a en ocupar la silla presencial.
Algunos como yo, pensamos ingenuamente que nos enfrentaríamos a las primeras elecciones primarias o viviríamos una verdadera competencia.
Toda la polémica que se originó, teorizando sobre “el siguiente”, creó una gran emoción que puso a Claudia, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal en múltiples y emocionantes mesas de debate que nos mantuvieron al filo de la silla por meses, hasta que obviamente, la elección vino desde las cúpulas del poder, tanto de Morena como de la coalición PRI, PAN Y PRD.
Candidatas y candidato, protagonizaron el peor debate presidencial de los últimos tiempos.
El debate, que prometía corresponder a una de las elecciones más importantes en la historia de México, fue redundante, aburrido, desesperanzador y banal.
Debo admitir que intente verlo, con emoción y hasta preparare botana y un cuaderno para realizar mis notas como quien observa una final de fútbol.
Me sorprendió, que por más que lo intenté, no logré entender ninguna de las propuestas sobre temas de Salud, Educación o Seguridad, todo lo que decían me parecía una “repetición” de sus discursos de campaña.
Me di cuenta después, que no entendía nada, porque ningún candidato verdaderamente decía ninguna propuesta, solo soltaban en ideas utópicas sin ningún plan detallado para llegar a ellas.
Creo también que, mi perspectiva del debate puede ser compartida por muchos mexicanos y mexicanas, quienes miraron con confusión, cómo tres políticos propusieron mejoras sin fondo, planeación ni sustento y además, se criticaron mediocremente.
Todo esto, mientras las problemáticas de los mexicanos (como el desempleo, cobro de piso, mala atención médica y dinero que cada día vale menos) no fueron tocadas ni por error.
Es sin duda triste ver a una candidata puntera que no puede responder ante las acusaciones, que lidia con las críticas haciendo gestos y evadiendo, así como es triste ver a una oposición completamente perdida, sacando las últimas gotas de jugo de una fruta que hace décadas se pudrió.
Considero por esto y más que el decepcionante debate de ayer, debe ser un llamado de acción para nosotros, para quienes militan en partidos.
Es necesario dejar de aplaudir a los candidatos y empezar a proponer y criticar de manera constructiva. Y para aquellos quienes no militan, es necesario involucrarse para que el ruido de nuestra crítica constructiva, sea mayor que el maniático ruido de campañas que insisten en vender diciendo que todo va caminando de manera correcta.