Los gritones
En México y supongo que el mundo, existe un repudio por la imagen del político tradicional, quizá porque el estereotipo del gordo, trajeado y labioso político, creó una herida en nosotros que aún no ha sanado. Este hartazgo y el deterioro de un sistema que pudo ser llamado “la dictadura perfecta” ha dado paso a la creación de una nueva era de políticos que yo llamaré “los gritones”.
Su aparición es lógica, casi predecible. Si todos estaban cansados hasta el vómito de las formas tradicionales, hoy los políticos “gritones”, juegan a romper el sistema. AMLO, Milei y Donald Trump son el perfecto ejemplo. Iniciemos con Andrés Manuel, el que repudió la estructura presencial, los protocolos e incluso las formas de vestir y caminar de los políticos mexicanos y él es la imagen de la contracultura. Milei, con su pelo largo y agresivo carácter es similar. Considero que así como los poetas, pintores o músicos, el triunfo de estos políticos radica en que como un artista, logran resonar con sus votantes. Estas frecuencias son de tristeza, enojo y decepción del sistema, del cual se piensa, solo puede ser reemplazado con un grito. El problema es que, a diferencia del músico, el “gritón” no produce música, solamente un ruido escandaloso.
Con esto me refiero, que a pesar de la gran polémica, diálogo y estruendo que pueda causar un político que desafía las formas ya establecidas, estos han demostrado que cuando consiguen el cargo, no tienen esencia, son seres hambrientos de poder, son políticos tan iguales como los anteriores, pero cubiertos con una piel “de gritones”.
Quizá, ese es el gran problema con el que se enfrenta el votante que (razonablemente) no se identifica con ningún color de la boleta. La realidad es que, a pesar de que puedan ser diferentes, ninguno representa una sólida propuesta para acabar con los problemas que aquejan a la sociedad.
Gritan qué, pero llegan y no actúan en el cómo.
Aquí presento el mayor de los problemas. Por más nefastos, ruidosos y vulgares que puedan ser aquellos “guiones” que hoy han contagiado a algunos que contaminan nuestras calles con su propaganda hueca y propuestas poéticas, nada ni nadie representa en estas elecciones una “esperanza” para México.
Mientras los gritones gritan ya sea en campaña o en sus últimos días en congresos y en plenos a los cuales no van más que para grabarse, los gobernantes mexicanos se han olvidado de gobernar y en varias partes del país hemos visto ya graves indicios de falta de gobernabilidad. Dos ejemplos claros: Los linchamientos en Taxco, los secuestros masivos en Sinaloa.
La violencia cada día parece más cercana a nuestros hogares.
Ese es el terror del cual los “Gritones” prefieren callar.