Militantes distinguidos
Sugiero aquí un retrato idealizado de un militante distinguido. En principio debería fortalecerse en la convicción revolucionaria del cambio radical de esta sociedad, criticar las condiciones ideológicas que impiden ver más allá de conquistas de raciones de poder.
Importa definir el perfil que se pretende.
I Debe saber expresar su pensamiento con toda corrección, claridad y sencillez, poseer las herramientas del lenguaje para la expresión verbal (oral y escrita).
II Sentir la necesidad de informarse acudiendo a las fuentes. Formarse su propio criterio, dudar de lo establecido, debatir.
III Valorar a quienes no comparten su forma de pensar, con objetividad.
IV Ser capaz de analizar y evaluar los diferentes problemas utilizando el método científico capaz de comprobar o disprobar la verdad.
V Elaborar juicios críticos ante los problemas más relevantes, económicos, políticos y culturales, en el ámbito nacional. Propuestas y soluciones.
VI Conocer su propia Historia, su Cultura y su Identidad para comprometerse con la Transformación de su país.
VII Críticos de la Globalización, que potencia la acelerada concentración de la riqueza y la permanente democratización de la pobreza.
VIII Propositivos de un proyecto nacional diferente que atienda más al ser humano que al mercado sabiendo que calidad de vida no significa cantidad de cosas.
Militantes que abiertamente se comprometen en favor de los pobres de esta tierra; en favor de los indígenas, del reconocimiento de sus derechos, de su cultura. Declararse a favor del FZLN fuerza política militar que ha demostrado en los hechos capacidad de convocatoria y consenso mayoritario en sus propuestas; que ha renunciado a prebendas y porciones políticas y que, sin necesidad de mercadotecnia, se ha insertado en la opinión pública como una voz, acaso la más crítica y la más lúcida.
Proponemos, en suma, militantes conscientes, críticos e informados. No solo aquellos que buscan siempre un puesto político, sino militantes cada vez más ilustrados académica y políticamente. Militantes de Izquierda, necesarios para una Revolución radical, que vaya a la raíz de los problemas. Que no olviden su origen popular, que no se desclasen, que no pierdan su conciencia social.
Ese su partido se convertiría justo en el sitio donde tienen lugar los debates más serios y argumentados en torno al proyecto de nación que queremos erigir. Iría a la vanguardia en cuanto a sus objetivos en relación con las necesidades del pueblo, sobre todo de los más desprotegidos y marginados. No estaría a la zaga acomodándose a las circunstancias.
Esto implica toda una Mística plena de convicción y de vocación. Este personaje debe distinguirse entre los suyos por ser el más generoso, el más solidario, el más desprendido, sacrificado y mejor informado. El Frente Sandinista lo exigió en su momento y no creo exagerar.
La crítica y, sobre todo, la autocrítica, siempre presentes son ocasión de avance no de retroceso, insulto o descalificación. Debemos reconocer nuestras diferencias no solo en el discurso, en la práctica. Para encontrar puntos de convergencia es necesario el juego de intercambios que se crea en una sociedad civil plural que reconoce la necesidad de la discusión de intereses. Vamos, “el nivel discursivo de los debates públicos es la variable más importante”. Habermas, Facticidad y Validez. Trotta, Valladolid 1998, p. 381.
En efecto, la política deliberativa nutre a la democracia entendida como la participación efectiva del pueblo en las decisiones económicas, políticas y culturales, no únicamente como el momento electoral. La fuerza de esta política deliberativa puede desarrollar funciones de Integración por la calidad de la discusión.
La Izquierda, representada o no por algún partido que lo pretenda, tiene el proyecto económico político más acorde con los intereses de los trabajadores. Sabe que está inmerso en la lucha de clases, por eso defiende las causas de los sindicatos, de la educación popular, del campo, de los Derechos Humanos, de la atención a los niños, las mujeres, los ancianos.
Se compromete también en materia de solidaridad internacional. Se tienen que organizar cursos de acción, alfabetización, análisis de la realidad actual. Tareas concretas, como la promoción cultural que alimente la presencia de su partido en sus comunidades. O bien, que los trabajadores nos organizáramos independientemente, si los grupos anticapitalistas nos ayudaran, creando Bibliotecas populares, Clubes, Talleres, Casas del Pueblo, Cooperativas, ciclos de conferencias, círculos de instrucción y discusión gratuitos.
La responsabilidad, el compromiso y la puntualidad, así como la periodicidad en los trabajos, son indispensables. Así se va edificando el mejor partido justo a causa de sus militantes… o a pesar de ellos.
Hablamos aquí del Proceso de Liberación. Hablamos aquí de Conciencia de Clase. Nos espera mucho trabajo por delante, trabajo de base, de zapa donde veremos si realmente contamos con auténtico espíritu revolucionario o solo buscamos una ración de poder.
Reivindico aquí mi filiación Socialista, Comunista si se quiere en la cotidiana labor de lograr que esta Nación, esta Patria sea efectivamente para todos.