AMLO: Especulación o cosecha
El pasado domingo el presidente Amlo sufrió una vez más un supuesto contagio de la enfermedad de COVID. De inmediato no se hicieron esperar las especulaciones que si había sufrido un desmayo, que se había desvanecido, que tal vez había padecido un síncope cardiaco. Es más, algunos comunicadores que estaban cerca de él, o al menos así lo aseguraban, afirmaron que había perdido el conocimiento. Así, cómo en la antigüedad moría un rey opresor, algunas personas la gente lo celebraba. Hoy, aunque no es un opresor este presidente, pero si es una persona que no ha tenido límites en los calificativos y acusaciones en contra de todos los que le antecedieron en el gobierno, llámese presidentes, funcionarios, políticos, líderes, periodistas, empresarios y todo aquel que de una u otra forma ha participado en gobiernos anteriores.
Muchos de los mismos ciudadanos que han conocido a López Obrador desde que quemaba pozos petroleros o recientemente lo han conocido como persona reactiva, impulsiva y rencorosa, hoy especulaban que el presidente quizá había muerto o al menos iba a quedar con secuelas que lo imposibilitan para dirigir este país. Había, de cierta manera una especie de alegría por la mala salud que viviera el presidente. Claro que eso es consecuencia del enfrentamiento que ha tenido diario y a cada momento con los mexicanos, “fifís”, “clasemedieros”, “aspiracionistas”. Y que ha medido con el mismo rasero y así lo hacen sus seguidores a todos los mexicanos que no están apoyando sus ocurrencias.
Desde un punto de vista serio, a México no le conviene que haya una pérdida de esta magnitud, ya que ello provocaría más inestabilidad económica, política, en la seguridad. O sea, mal y de malas nos iría. Es mejor que se haya recuperado y que termine su mandato.
Y de inmediato, en su aparición del miércoles, no se hizo esperar en sus mensajes las palabras“detractores”, “adversarios” y las frases de rencor de siempre. Pero bueno. Ya vimos que esa es la naturaleza y su peculiar forma de expresarse y de gobernar. Claro que eso le ha hecho mucho daño al país. Esperemos que su sucesor sea más mesurado y comprometido en la búsqueda de una unidad entre los mexicanos.
Lo importante es que las aguas vuelven a su cauce, tomando su nivel y continuar con los planes y actividades normales de todos los mexicanos. A continuar con el desgarriate y traición de los legisladores morenistas en el Congreso de la Unión. Los mexicanos a protestar y quejarse. Muchos en la apatía e indiferencia de siempre, que ha sido la característica de estás generaciones. Los delincuentes a continuar con sus actos atroces e ilegales.
Sin embargo, es importante identificar, en estos casos lo que está sucediendo con el presidente. Me refiero a su salud. No es común que alguien sufra por tres ocasiones un ataque de Covid. Si esto fuera cierto. Entonces está sucediendo que o no está recibiendo la atención médica adecuada, o está imponiendo sus necedades como es muy común y expone a cada momento la persona del presidente, poniendo en riesgo a la República de forma muy exponencial.
Aún recordamos las ideas de las estampitas, de las frases de “no mentir”, “no robar” y no “traicionar”, también relacionadas con el Covid. Frases muy campiranas y dicharacheras en la boca del responsable de una de las naciones más grandes del mundo.
Este presidente nos ha mostrado de lo que es capaz una persona que llega a investirse de ese poder y que tan inerme está la presidencia en manos de algún desequilibrado.
Tal vez mucha gente no comprende la importancia de la persona, de la salud, de la expresión, de la presentación del presidente de un país. Pero si las cosas siguen así y si por desgracia llegara otra persona a administrar el país como el actual (y hay varios así) México caería aún más en la moral nacional, en la emoción colectiva, en el respeto social y sobre todo en la unidad de sus habitantes.
*IR