Panorama general del agua
A pesar de las mejoras en muchas áreas de la gestión y el uso de los recursos hídricos, y de las capacidades técnicas existentes para hacer frente a muchos problemas, persisten problemas graves.
Además del aún inexistente acceso a redes de abastecimiento y saneamiento en muchos lugares, se destacan problemas relacionados con la escasez física de los recursos hídricos disponibles.
De no adoptar políticas públicas urgentes y oportunas, la escasez de agua afectará a dos tercios de la población mundial en 2050 debido al uso excesivo de los recursos hídricos para la producción de alimentos. Este aumento estará relacionado con el consumo insostenible de agua para la agricultura.
Para 2050, se necesitará un 60% más de alimentos para alimentar al planeta, mientras que la agricultura seguirá siendo el mayor consumidor de agua del mundo.
Los escenarios de cambio climático también pueden acentuar algunos de los problemas de escasez en el futuro, a través de su influencia en los componentes del ciclo hidrológico: la temperatura, la precipitación y la evapotranspiración.
En algunas regiones, la agricultura intensiva, el desarrollo industrial y el crecimiento urbano serán los responsables de contaminar las fuentes de agua, reduciendo su disponibilidad.
Aunque en México, existe un acceso generalizado a los servicios de abastecimiento y saneamiento, parece existir una falsa percepción de la abundancia ilimitada de los recursos hídricos disponibles, lo que provoca que muchas personas infravaloren el agua y tengan comportamientos insostenibles en su uso.
Es importante corregir esta percepción, ya que México sigue presentando importantes desafíos para mejorar y mantener los estándares de gestión y uso del agua. De hecho, a pesar de la mejora general en los indicadores relacionados con las tasas de cobertura y la calidad de los recursos hídricos distribuidos, persisten problemas, como las altas pérdidas de agua registradas en muchos sistemas de abastecimiento y la capacidad, principalmente financiera, para mantener buenos niveles de operación.
Existen todavía varios problemas vinculados al estado de los recursos hídricos en las fuentes de agua, que es necesario superar para alcanzar los objetivos de calidad.
Algunas de las consecuencias del cambio climático pueden tener efectos especialmente negativos en las zonas más secas del territorio, aumentando algunos de los problemas ya registrados en la actualidad.
Las medidas urgentes para solucionar los problemas existentes en el campo de los recursos hídricos, comienzan por implementar acciones a nivel global, nacional, local e individual.
Estas acciones pueden cubrir las siguientes áreas: uso eficiente, incluida la reutilización, reducción de pérdidas y utilización de técnicas de riego más eficaces y cultivos menos exigentes.
El uso del agua en México todavía tiene altas ineficiencias; las pérdidas son en promedio 37,5% en la agricultura, 45% en el sector de abastecimiento urbano y 22,5% en la industria.
Es posible reducir estos niveles de pérdidas a través de varias acciones, y hay varios casos exitosos en México en la reducción de pérdidas en los sistemas de suministro. Las reducciones de pérdidas también deben ser implementadas por cada persona, quien debe tener cuidado, por ejemplo, de cerrar los grifos correctamente.
Además de reducir las pérdidas, se puede aumentar el uso eficiente del agua mediante la reutilización de los efluentes tratados, por ejemplo, en el riego de jardines. La implantación de técnicas de riego más modernas y eficaces, así como la utilización de cultivos agrícolas que permitan obtener producciones equivalentes con un menor consumo de agua, son también prácticas que favorecen el uso eficiente del agua en México.
En México existe una gran disparidad en las tarifas pagadas por los servicios de agua y saneamiento, que varían mucho entre municipios. Por otro lado, varios sistemas generan ingresos que son claramente insuficientes para soportar los costos de operación y mantenimiento, a menudo gravados por altos niveles de pérdidas de agua.
Para mejorar los indicadores de calidad que existen en México, será necesario garantizar que los sistemas existentes sean sostenibles en sus diversos aspectos, ambiental (reduciendo las pérdidas existentes), social (mediante el cobro de tarifas socialmente adecuadas) y económico-financiero (garantizando que los costos se cubran principalmente a través de tarifas).
Adopción de un tramo de río o cuenca hidrográfica. Como una forma de reducir el divorcio que aún existe entre los ecosistemas acuáticos y muchas personas, ésta práctica se ha promovido en varias partes del mundo, generndo una mayor conexión entre las personas y los ríos, o incluso toda la cuenca de drenaje (incluidas las aguas subterráneas). Esta mayor conexión involucra generalmente a las personas y ríos en cuya cuenca de drenaje viven, con los que pueden tener una relación más cercana e intervencionista.
Mayor participación en la gobernanza del agua (entendiendo gobernanza como el conjunto de sistemas políticos, sociales, económicos y administrativos existentes que, directa o indirectamente, influyen en el uso, desarrollo y gestión de los recursos hídricos, así como en la prestación de los servicios de recursos hídricos).
Se debe incrementar la participación de las personas en la gobernanza de los recursos hídricos, como única forma de garantizar una toma de decisiones informada y participativa.
En México, la participación de la gente es particularmente parte de la fase de planificación, en el ámbito de la discusión pública de los planes propuestos. También se hace referencia a la existencia de órganos consultivos a nivel de regiones hidrográficas (Consejos de Cuenca), en los que están representadas diversas entidades representativas de la Administración Pública central, la Administración Pública local, de organizaciones científicas, económicas, profesionales y no gubernamentales y también de personalidades invitadas por su reconocido mérito en el campo de los recursos hídricos.
Mejor planificación espacial. La mitigación de varios problemas existentes en la gestión de los recursos hídricos pasa por una mejor planificación del uso del suelo que, además de prohibir la construcción en áreas de riesgo (zonas inundadas por inundaciones, zonas de erosión), debe contribuir a la reducción de áreas impermeables (como son las zonas urbanizadas y pavimentadas) y para la recuperación de humedales.
Cambio de comportamiento o de cultura del agua. También será relevante seguir modificando los comportamientos individuales con el objetivo de consumir menos y mejor, reduciendo la contaminación generada y el agua consumida.