La Huella Hídrica: herramienta de gestión del agua
El tema ambiental es un tema que ha suscitado intensas discusiones en el ámbito político y privado en los últimos años. El interés por el tema está guiado por el reconocimiento de la limitación de los recursos naturales no renovables, al mismo tiempo que hay un aumento significativo en el consumo de recursos renovables a una velocidad superior a la capacidad regenerativa de la naturaleza, aumentando el número de los eventos climáticos alrededor del planeta.
Desde la Declaración de Dublín (ONU, 1992), consistente en principios desarrollados a partir de la observación de un estado de deterioro cualitativo y cuantitativo de los recursos y frecuentes eventos de escasez e inundaciones.
Estos principios se convirtieron en la base para la elaboración de una agenda de acciones locales y globales dirigidas a aspectos amplios del uso del agua relacionados con el bienestar social.
A partir de entonces, buscando medir el uso del agua y proporcionar estimaciones para su valoración, se desarrollaron varias metodologías para contabilizar el uso del agua como herramientas de apoyo a la gestión del agua, entre estos, el Sistema de Cuentas Económicas Ambientales del Agua y la Huella hídrica.
Mientras que el primero se presenta como una estructura compleja de cuentas nacionales que relaciona los flujos físicos y financieros para analizar el intercambio de agua entre países, el segundo se presenta de una forma más sencilla y especialmente adecuada a los Objetivos de Desarrollo Sostenible trazados por la ONU en la Agenda 2030.
La valoración económica es un criterio importante en el proceso de toma de decisiones en la definición de políticas ambientales y de desarrollo sostenible. Además, es fundamental para la sensibilización de la población, ya que permite el desarrollo de sistemas de contabilidad ambiental.
A lo largo de los años, se han desarrollado varias metodologías sobre la contabilidad de los recursos naturales y la elección de la más adecuada dependerá del recurso a valorar, las especificidades de cada región y el propósito de la valoración.
Los métodos de valoración económica ambiental son técnicas específicas para cuantificar los impactos económicos y sociales de proyectos cuyos resultados numéricos permitirán una evaluación más integral.
Se asume que la mayoría de los activos ambientales no tienen sustitutos, lo que hace aún más esencial su gestión, así como la propia valoración. La falta de señales de precios de los servicios ambientales distorsiona la visión de los agentes económicos, lo que puede provocar fallas en la asignación, además de inducir al uso excesivo de los recursos ambientales.
La Huella Hídrica, concepto desarrollado recientemente y ya aplicado en varias cuencas y países del mundo, es un indicador de la apropiación humana del agua, en términos volumétricos. El nuevo concepto es útil para definir políticas y prácticas para racionalizar el uso del agua y gestionar los recursos hídricos.
La huella hídrica azul se refiere al uso consuntivo del agua de las masas de agua (ríos, lagos, aguas subterráneas) por un productor, por un sector (industria, agricultura, etc.), por un consumidor o grupo de consumidores, por una cuenca, por un municipio, un país o el mundo.
La huella hídrica verde está relacionada con la evapotranspiración superficial, ya sea de bosques, cultivos, embalses, etc. La huella hídrica gris, a su vez, se define como el volumen de agua requerido para diluir los contaminantes (de fuentes puntuales o difusas) a fin de mantener los cuerpos de agua en estándares de calidad adecuados y legales. La suma de los tres, da la huella hídrica total del productor, sector, cuenca, consumidor, etc.
La huella hídrica incorpora usos y/o impactos tanto directos como indirectos, lo que da como resultado una contabilidad del agua relativamente completa. Por su sencillez y objetividad, la huella hídrica es una herramienta transparente y de fácil comprensión por los gestores, decisores y ciudadanos en general.
Con un conocimiento cada vez más detallado de los procesos ambientales y productivos, la estimación de la huella hídrica se vuelve factible en muchas regiones y cuencas, sin embargo, un aspecto fundamental en el uso del concepto de huella hídrica en una cuenca es el nivel de sostenibilidad de cada uno de los tres componentes del indicador.
Es decir, no basta con saber si la huella hídrica es baja o alta, sino en qué medida el abastecimiento de agua en la cuenca está comprometido en el tiempo y el espacio, en función de su situación natural. Por ello, es fundamental que se establezcan valores de referencia (mínimos, caudales ambientales, etc.) en las cuencas.
Una vez conocidas las huellas hídricas y la disponibilidad de agua en tramos y períodos de la cuenca, se puede calcular el nivel de sostenibilidad ambiental, indicando si el uso y la gestión del agua en la cuenca son sostenibles o no.
Además del aspecto de la sostenibilidad ambiental, la huella hídrica también utiliza la sostenibilidad social y económica. El primero se refiere a la equidad en la distribución del agua entre las personas de una determinada región o cuenca, y el segundo se refiere a la eficiencia económica del uso del agua, considerando el costo de oportunidad de los usos alternativos.
Utilizando el volumen de apropiación de agua como denominador común de los impactos de las actividades humanas en la cuenca, la huella hídrica es una herramienta útil, ya que permite comparar la eficiencia en el uso y gestión del agua entre diferentes procesos, productos, cuencas, consumidores, etc.
Sin embargo, existen algunos riesgos en el uso del concepto. Cuando se comparan productos o sectores que tienen diferentes huellas hídricas en una misma cuenca, como la agricultura de regadío (por ejemplo, el arroz) y la industria (por ejemplo, el acero), el costo de oportunidad del agua es claramente desfavorable para los primeros.
Esta desventaja relativa al aspecto económico podría utilizarse para desincentivar el uso del riego en cuencas con escasez de agua en detrimento de otros usos económicamente más eficientes, incluso considerando otras ventajas comparativas/competitivas de ese sector.
Por lo tanto, sin el uso de otros indicadores más completos en el proceso de asignación/gestión del agua, podría haber un sesgo importante en la aplicación de la huella hídrica en una cuenca o región determinada, utilizarse como indicador de la eficiencia (o ineficiencia) de la gestión del agua.
En este sentido, se podría considerar que en zonas tropicales y con ciudades en desarrollo, que tienen un gran potencial hídrico y agrícola, tienen una gran huella hídrica, si se compara con la de otras regionesy ciudades desarrolladas, donde las matrices agrícola y energética (grandes consumidores de agua), son diferentes.
Por lo tanto, el uso del concepto de huella hídrica debe usarse con cautela y considerar aspectos como la seguridad alimentaria y energética.
Por otro lado, la huella hídrica gris es particularmente interesante para demostrar la insostenibilidad ambiental, social y económica de la falta de saneamiento ambiental en las cuencas, mostrando a la población y a los decisores la importancia del problema y los costos de la inacción política.