Jóvenes armados disputan territorio por narcomenudeo
Bandas delincuenciales están captando a los jóvenes y dotándolos de armas para el narcomenudeo, suscitándose incluso enfrentamientos por el territorio. No dudan en convertirse en homicidas incluso. Las cifras lo evidencian: 13 adolescentes enfrentan procesos por narcomenudeo, ocho por portación de armas de fuego, seis por homicidio y tres por extorsión agravada.
Y si no existe coordinación ni estrategia conjunta para enfrentar a los grandes cárteles y bandas criminales que operan en Morelos, tampoco para impedir que los jóvenes, ya sea amenazados o por ambición, se sumen a las filas de la delincuencia, que los provee de adiestramiento y armas para convertirlos en su brazo ejecutor.
Son cifras de jóvenes en proceso por narcomenudeo, por posesión de armas, homicidios y extorsiones. Es el recuento, es la radiografía de 2024, que no difiere mucho de la del año anterior, dada a conocer por la presidenta del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes, Adriana Pineda Hernández, quien ha advertido el significativo aumento de jóvenes incorporados al narcomenudeo, para lo cual están provistos de armas.
Va creciendo paulatinamente el reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado. Primero en la región oriente, pero ya se nota la existencia de este fenómeno en la zona metropolitana. Y el narcomenudeo es su principal actividad, aunque no rehúyen el asalto, la extorsión, mucho menos el asesinato, cuando de cumplir su cometido se trata, o de pelear territorios.
En la región oriente de la entidad, las bandas de extorsionadores no solo han causado pánico en todos los sectores productivos, desde los líderes transportistas cañeros, hasta la más humilde vendedora de comida en su puesto callejero. A las familias, los grupos criminales les dicen que se mantengan al margen de la disputa por el territorio, que no tomen partido por alguno de los grupos criminales, o que se atengan a las consecuencias.
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Con los jóvenes, sin embargo, el trato es distinto: en primera instancia, muchos son “invitados amablemente” a sumarse a sus filas, en tanto que otros son amenazados con que se atentará contra sus padres, hermanos u otros familiares si no acceden a sumarse a sus filas. Y, en tales circunstancias, para un adolescente, queda claro que esto ya no es cuestión de moral, principios o valores, como sugieren algunas voces, sino una cuestión de vida o muerte para los seres queridos, porque precisamente las autoridades no están haciendo nada por prevenirlo.
Este modus operandi de las bandas delincuenciales en la región oriente no es ajena a la zona metropolitana de la entidad: Cuernavaca, Jiutepec, Temixco, Emiliano Zapata y Xochitepec, entre otros, son los municipios en los que los criminales también están reclutando jóvenes para el narcomenudeo o para la extorsión. Y tampoco hay una estrategia para evitar que, amenazados o seducidos por el dinero fácil, los adolescentes se sumen a la delincuencia.
Esto lo ha advertido reiteradamente, como la voz que clama en el desierto, la presidenta del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes, Adriana Pineda Hernández, lanzando un llamado de alerta para la implementación de políticas públicas tendientes a evitar que los jóvenes se sumen a la delincuencia, llamando la atención sobre el hecho de que están armados, y que mejoren los programas de reinserción social de los jóvenes. Y, lamentablemente, esa voz se pierde en las omisiones de las autoridades estatales…