Crónica de una Reforma
Y de pronto, toda la presión política que sentían los trabajadores del poder judicial, los nuevos legisladores, quienes están preocupados por la Reforma y la Nación en general, se convirtió en un hoyo hecho a base de golpes en la puerta que da al pleno del Senado de la República, hoyo que pronto se hizo cada vez más grande, hasta ser el motivo por el que cayó la puerta dejado a cientos de manifestantes enardecidos enfrentarse a varias de las últimas filas de defensa conformado por los mejores miembros de resguardo, quienes intentaron con su cuerpo impedir el paso, pero cayeron al igual que el México como lo conocimos, permitiendo que como nunca antes se había visto, entraran manifestantes al Pleno del Senado para tomarlo y aunque fuera por un momento, hacerlo suyo.
Llegó el día martes, en donde la Reforma al Poder Judicial Federal, tocaría el pleno del Senado de la Republica para enfrentarse al último reto que separaba a este capricho presidencial de la aprobación, ese reto demandaba tan solo un voto de la oposición. Desde semanas anteriores, se pasó lista a todos los senadores de oposición, para que dieran su palabra y confirmaran que no votarían en favor de la Reforma; sin embargo, horas antes de la gran sesión, empezaron a correr rumores de que el Senador panista Yunes, de Veracruz, sería el traidor que daría el voto necesario para aprobar la Reforma. El miedo creció cuando durante varias horas no hubo señal de vida del Senador, dando por entendido que los rumores eran ciertos.
Desde que Gerardo Fernández Noroña, el nuevo presidente del senado dio la primera intervención, empezó la batalla que se venía anticipado, el coordinador de los senadores de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, acusó que uno de sus senadores había sido arrestado, con la intención de que no pudiera votar en contra de la Reforma, básicamente se mencionó que había sido un secuestro con fines políticos. Esta grave acusación, fue desestimada por el Presidente y por el coordinador del Senado, quienes insistieron en que la sesión continuaría.
La siguiente crisis llego minutos después, cuando se reveló que el papa del Senador Yunes, quien funge como Senador suplente, se encontraba en el Senado de la República para tomar protesta y efectivamente votar en favor de la Reforma. Viéndolo en tribuna, repetir como fue traicionado por el PAN, dio a todos los espectadores, especialmente a los que estaban fuera del recinto, el escalofrío de saber que Morena había logrado los votos para aprobar la Reforma.
Algunas horas después, frente a una crónica de una muerte anunciada, trabajadores del PJF y manifestantes empezaron a acercar presión en todas las puertas del Senado, hasta que una se abrió y en un hecho histórico, en cuestión de minutos cientos de personas inundaron el patio del federalismo, los pasillos y la entrada al pleno, provocado que un recién estrenado presidente del Senado tuviera que suspender la sesión y declarar un receso indefinido por el riesgo a la seguridad de los senadores que esto representaba.
De un momento a otro, decenas de camiones de la policía, escoltados por patrullas, transportaban a alta velocidad por Paseo de la Reforma a senadores y sus asesores, para llevarlos a la antigua sede del Senado que se ha convertido tristemente en el campo donde Morena juega sucio sin vergüenza alguna. Después de un rato, llegaron también los senadores de oposición, entre ellos el Senador Yunes, quien iba para confirmar los rumores de su traición, durante las próximas horas hubo un debate patético, en donde los gritos, incriminaciones y actos de protagonismo exterminaron el importante dialogo y debate que debía de existir sobre una Reforma que con cada letra de su contenido cambia el futuro de quien garantiza la justicia en México.
En alguna hora de la madrugada, fue finalmente aprobada, con el voto de Yunes, la Reforma al Poder Judicial y fue enviada a los estados, donde muchos congresos ya la esperaban.
Reitero, mi gran decepción al ver que después de marchas por las calles, gritar frente a las pesadas puertas de los palacios y congresos, después de los muertos y la represión de las causas justas que se iban a abanderar y el cambio que nos prometieron, Morena, haya caído tan rápida y vulgarmente en convertirse en todo aquello que juro destruir. Nuevamente se votan las reformas con cientos de granaderos dividiendo al pueblo de su destino, con gas lacrimógeno que es lanzado a los jóvenes, actos de madrugada cuando nadie ve y más preocupante, engañando a la gente con elaboradas mentiras de algo que no será.