Donald Trump sobrevivió a un intento de asesinato
Era algún momento de la tarde, Donald Trump hablaba frente a un mitin en Pensilvania, cuando de pronto, un ruido fuerte, como un tiro, sonó, inmediatamente después, Trump, sujetó su oído y bajó su cuerpo, mientras se escucharon más tiros, algunos que iban y otros que respondían; inmediatamente, tanto los miembros del servicio secreto, como todos los asistentes supieron que eran disparos.
El servicio secreto, en medio de gritos y miedo, se lanzó sobre Trump, para cubrirlo con su cuerpo de algún disparo subsecuente, estuvieron ahí por algunas decenas de segundos que parecieron horas. Al escenario, subían más miembros de seguridad, algunos armados con rifles de alto calibre.
Mientras Trump estaba tirado en el piso, los guardias recibían información por radio, por el micrófono donde hacía unos minutos, hablaba el expresidente de EEUU; ahora, se escuchaba el equipo de seguridad, intentando ponerse de acuerdo ¡El tirador ha sido abatido! se escuchó por el micrófono, después de unos segundos, acordaron ponerse de pie y poco a poco se incorporaron y abrazaron todos al candidato, ante el público y los televidentes se asomó otra vez su rostro, con un cabello despeinado y una mirada confundida, pero lo más llamativo de todo, unas líneas de sangre en su rostro y su oreja derecha, cubierta de la misma. Rápidamente despertó después de permanecer unos segundos aturdido; ahí, recordó que era político, por lo que no le habían disparado o lo habían intentado matar, sino que, le habían regalado su boleto a la Presidencia de Estados Unidos.
Mientras tanto, eran visibles las caras de los espectadores, llenos de miedo, impresión y duda sobre si Trump seguía con vida. Como un guerrero invicto, un sobreviviente o un titán, movió sus brazos entre los agentes que lo cubrían y levantó su mano derecha con la atención de todo el mundo, como un signo de guerra. El político disruptivo, criticado, dudado, enjuiciado y retador, no solamente había sobrevivido, sino que estaba luchando. Apretando los dientes y con toda la pasión que podría tener, transparentado por su rostro, movió sus brazos y ahí se produjo, frente a una bandera, la foto que daría la vuelta al mundo y quedaría en la historia.
En ese momento dejó de ser un político o un sobreviviente, se convirtió en un luchador invencible, en el hombre que después de un tiro se levantó para decirle a sus guerreros ¡Sigo vivo, listo para liderarlos hacia la victoria! El miedo y el silencio se vio interrumpido por el éxtasis, gritos de gozo y pasión de aquellos que le decían simbólicamente lucharemos contigo y corearon con toda la fuerza de su voz ¡USA! ¡USA!
Con el puño levantado, como quien resiste, fue trasladado de manera rápida hacia su camioneta, donde miró por última vez al público, antes de arrancar rumbo a un hospital.
Ahí, los asistentes pudieron respirar por primera vez después del primer tiro, pero el mundo empezó a vivir la angustia de la información que como fuego en el bosque, se propagaba de manera rápida, pero incompleta.
“Se escuchan tiros en rally de trump” fue el primer titular que recorrió el mundo, pero faltaba ver el video para darse cuenta que habían intentado asesinarlo. Pasados los minutos, todas las redes sociales y televisoras del mundo repetían las imágenes, pasadas las horas se fue revelando que el tirador había disparado desde un techo fuera del lugar, había sido visto por simpatizantes de Trump, tenía 20 años y el trabajo del servicio secreto había extrañamente fallado, poniendo en riesgo no solo la vida de Trump, si no el futuro político del mundo.
Al unísono, se presupuso que ya había ganado la presidencia de Estados Unidos, porque mientras el candidato demócrata no parece estar apto para competir, Trump dejaba en el terrero de Pensilvania, sangre y sudor. Para una nación que privilegia su fortaleza, la imagen de un hombre herido que no deja de luchar, le deja un camino planchado rumbo a la Casa Blanca.