Ellos les dieron el triunfo
Este 2024, fue la primera vez que tuve frente a mí una boleta para elegir al futuro Presidente de México. A pesar de que me sentía muy emocionado e invité a través de diversas redes sociales a las personas a ejercer su voto, al estar frente a la boleta me enfrenté a un dilema ¿por quién votar? debo admitir que después de unos segundos de ver mi boleta, hice lo que por meses llevaba pensando, la taché de extremo a extremo para anular mi voto.
Aunque no soy fanático de Morena, debo admitir que sí pensé en votar por Claudia, pero Cuahtémoc Blanco, siendo mi gobernador, por un lado, en su constante actitud de indiferencia a problemas que cuestan vidas y por otro, la gran violencia que vive el país, me hizo cambiar de opinión. Sin embargo, no vote por Xóchitl, porque vi en ella la cara de un “Alito” Moreno deshaciendo un importante partido como el PRI por su ego, a un dirigente como Marko Cortés, por un lado, llenando su partido de hipócritas, bravucones, clasistas y “mirreyes” como él, me hizo ver también, que por el otro lado, detrás de Xóchitl, había una clase alta apoyándola como amplio compromiso, y lo hacía, no por creer en ella como una ideología política, sino por conservar sus criterios clasistas y discriminatorios que no les permite concebir personas con la piel de color moreno, sin los trajes que ellos usan, sin la vida que ellos han vivido y sin la educación que ellos han tenido, y eso, no fue opción para permitir que tengan el poder en este país.
En este artículo, no pretendo jugar el juego de la austeridad, nunca en mi vida he sido pobre, pero no soy ciego para no darme cuenta que en este país, a muchos no les molesta la izquierda, lo que les molestan son los pobres, los morenos y el poder que no proviene de su cúpula.
El partido Morena ganó esta elección de manera tan importante, ¡sí!, porque hubo una operación de estado para destinar recursos millonarios a campañas, por los apoyos económicos y la demagogia, porque la oposición no representaba algo mejor que el proyecto de Morena y su arrogancia los hundió, pero también, porque el sesgo de los ciudadanos opositores, sin darse cuenta, confirmaba las acusaciones del Presidente López Obrador.
Cada que un auto de lujo, casi atropella al peatón que sale de su trabajo, cada que un mal educado comensal maltrata a un mesero, un profesor de universidad privada pregunta “¿todos los ciudadanos deberían votar?”, cada recorte de personal y disminución de salario, cada acto de opresión, de invisibilidad e indiferencia, de clasismo y racismo, le dieron el triunfo a Morena en esta elección.
Los partidos deben replantearse su existencia, saber que si no moderan su ego, cambian a sus dirigentes, su hambre tan cínica de poder y dinero, por las consecuencias van a desaparecer; pero también, todo aquel que no pueda explicarse el triunfo de Claudia, debe reconsiderar su andar por la vida y las razones por las que hoy, la desigualdad, los hace caminar por un México distinto a sus connacionales, y eso incluye que no puedan mirar con fraternidad a quienes los rodean y tratarlos con respeto.