El balón geopolítico
Vaya día fútbolero se vivió ayer, con las calles vacías de 1 a 3, con rostros pintados tricolor, con la esperanza puesta en el milagro mexicano de los 11 en Qatar. Pero, alguna vez usted se ha preguntado, la razón del ¿por qué un deporte tan común es capaz de unir o distanciar las relaciones internacionales?
Bueno, por principios de cuenta, permítame aclararle, que su servidora, si bien disfruta de los eventos deportivos como lo es un mundial; en lo absoluto me considero ni experta, ni aficionada del soccer. Sin embargo, desde mi formación como internacionalista, me es casi natural ver las actividades sociales desde una perspectiva de impacto internacional.
En este sentido, me es importante recordarle que desde la teoría, la relación entre Estados Nación tienen sus bases desde dos poderes distinto, por un lado el Hardpower y Softpower, que en estricta traducción esto no es otra cosa que un poder duro y un poder blando, respectivamente. El Hardpower, tiene un enfoque netamente coercitivo, en el que sus principales herramientas son el uso de la fuerza militar y económica, es decir, todo aquello que en números podemos constatar. Mientras que el Softpower tiene un enfoque persuasivo, en el que se hace uso de influencias culturales, históricas, y deportivas.
Ahí precisamente reside la importancia de eventos como los mundiales, por ello el gasto exorbitante que la nación anfitriona realiza, por ello que los gobiernos del hacen tanta publicidad en favor de sus selecciones.
Y es que, el fútbol es el deporte más importante del planeta, incluso es de los pocos deportes fundamentales, se le considera así, por ser uno de los poquísimos deportes que se practica en los cinco continentes, independientemente de factores climáticos, culturales o económicos.
Es importante, tener en cuenta que México dentro de las teorías internacionales es considerado una de las naciones más poderosas del mundo en el campo del softpower. Siendo el fútbol una de sus principales herramientas, ahí la respuesta al porqué continuamente vemos a la selección mexicana jugando partidos amistosos en territorio estadounidense y con equipos de baja calidad como lo aseguran algunos expertos en el deporte.
El deporte ha sido incluso una herramienta de paz, por poner un ejemplo, a finales del siglo XX, cuando en Sudáfrica se vivía uno de los momentos históricos más importantes de la región como lo fue el Apartheid, la política racista más trascendental de la historia, siendo presidente el afamado Nelson Mandela, se realizó un mundial de Rugby, que logró acoplar a un país dividido, con el pretexto de lograr la victoria de su selección.
No, no es que tengamos una selección mediocre que pierde todos sus mundiales, tampoco es un asunto extra natural que hace que México nunca llegue a un quinto partido. Visto desde la visión internacionalista, no es otra cosa que la demostración de un poderío nacional, el cual es capaz de demostrar superioridad, inferioridad y amistad a conveniencia. No en vano serán los actores del TLCAN los anfitriones del próximo mundial. Piénselo, probablemente es beneficioso para fortalecer una relación que desde hace tiempo tiende de un hilo.
*IR