Los consejeros
Desde su fundación, el Consejo de Morena en Morelos, ha estado controlado por la mayoría de los seguidores y simpatizantes de Rabindranath Salazar Solorio. Como Senador de la República, fue de los primeros en dejar el PRD para sumarse y respaldar el Proyecto Alternativo de Nación que Andrés Manuel López Obrador impulsaba, y como no, si cuando vino a Morelos, en plena Plaza de Armas, recibió todo su apoyo y le levanto la mano, con el recuerdo aun vivido de su tío, el muy querido maestro Othon, en los labios del tabasqueño. Desde entonces, ha estado cerca del proyecto que ha construido “La Esperanza de México”, atendiendo “Primero Los Pobres” y pidiendo, “Sonríe, AMLO gana”. Esa cercanía con el poder, le ha ganado al ahora exsenador, un distanciamiento con la gente de las bases y, junto con ello, constantes críticas acidas.
Sin embargo, ante el advenimiento del proceso de renovación interna, esos enojos se dejaron a un lado, buscando la posibilidad de la unidad para hacerle frente al riesgo de que los neomorenistas, avalados por la dirigencia nacional del partido, por su labor publica en pro de la consulta de revocación del mandato, los desplazaran; no por sus buenos antecedentes, sino por haber echado a andar la estructura para consolidar una elección de estado e infiltrar al consejo estatal, actores políticos que terminarán por allanarles el camino al poder, en las elecciones del 2024.
De esta votación saldrán los 50 integrantes del Consejo Estatal --10 por cada distrito, cinco hombres y cinco mujeres--, quienes votaran para renovar los Comités Ejecutivos Estatales, el Consejo Nacional, el Comité Ejecutivo Nacional y adecuar los documentos básicos del Movimiento y, a su tiempo, a los candidatos a los diferentes cargos de elección popular en el 2024, entre ellos, al Gobernador de Morelos.
En Cuernavaca, el aparato gubernamental funciono´-- gracias a la aplicación de la ya muy conocida formula del acarreo en decenas de unidades del transporte público, de llegar a ocupar los primeros lugares de la fila de registro; de la torta y el boig de mango o la botella de agua; de la despensa y el toper con un regalo sorpresa—y, seguramente Ulises Bravo y Alejandra Flores serán consejeros distritales.
En Jiutepec, la designación estará muy apretada, pero, seguramente Rafael Reyes, Silvia Salazar, Abigail Salazar Solorio, Ariadna Barrera y su papa, Quintín Barrera y Luz María Mendoza de Emiliano Zapata, estarán en el consejo.
En Cuautla, el asunto está más complicado: el alcalde Rodrigo Arredondo (cuyo hijo fue descubierto por mera casualidad, operando en el proceso), Nayelli Mares y Félix Sánchez, ocuparán también un lugar. Del resto, aun no se sabe mucho.
La ahora corriente de Ulises Bravo al interior de MORENA (con su muy larga lista de funcionarios públicos registrados como aspirantes a consejeros), ya tiene presencia y, por mucho que les moleste a los fundadores, llegó para quedarse.
Lo que es indignante es que se haya permitido, en torno al proceso, esas viejas prácticas que pertenecieron a una etapa oscura y denigrante de la política nacional… y fue tan burda la forma de ejercerlas que daban asco. Hubo tamales y tortas, carriolas que trasladaban a ningún niño, sino a la dotación alimenticia para los grupos que se llevaron a la votación. Vimos a discapacitados, personas de la tercera edad formados desde la madrugada y a niños llorando, esperando que su madre pudiera salir del proceso; vimos a “pastores” guiando a sus rebaños, que corrían detrás de la bebida que calmara la sed. Una fila interminable de rutas y combis, de taxis y de vehículos particulares, esperando a su clientela.
Yo quisiera preguntarles a los fundadores de MORENA, a quienes recorrieron las calles convenciendo a la gente y distribuyendo el periódico “Regeneración”, si ¿esto era lo que deseaban?, ¿ese era el modo de la política que buscaban construir?, ¿el país que deseaban? Seguramente me dirán que no… entonces, ¿porque lo permitieron? Por ahora, son estos la mayoría en el Gobierno, habrá que ver, por cuanto tiempo…
*IR