El poder de no poder…
Como bien señala Max Weber, en su libro, El Político y el Científico, todos los que viven de la política, se les debiera obligar a presentar exámenes psicológicos en los que comprueben que se encuentran sanos de la zona de la conciencia que Freud, estudió de manera cuidadosa y con base en esos análisis determinar si se les confía la conducción de los destinos de México. El puesto que se ocupa en los órganos de gobierno, lo primero que hace, es que el hombre y la mujer se deben hacer a la idea de que su casa u oficina se vuelve de cristal, porque de esa manera tienen que aceptar que si son personas públicas de manera automática pierden lo que se llama privacidad, pues todos los gobernados están al acecho de lo que hacen, y pudiera ser exagerado, que no lo es hasta en sus momentos más íntimos. Es de extrañar que Andrés Manuel López Obrador, hasta la fecha, no se haya enterado, que de todos los medios de información y obvio, de comunicación, hay periodistas que cubren a la presidencia de la República, así como lo hacen en los estados en las gubernaturas y con frecuencia en las presidencias municipales y Congresos federales y estatales y en todos los espacios que se consideran de interés social, todo porque la prensa tiene la obligación de mantener informada a la población, pero AMLO, en su afán de ser diferente y no parecerse a los demás le molesta “que los periodistas lo sigan porque invaden su privacidad! pero señor, es su trabajo, saber e informar al pueblo, a ese pueblo que dice que lo quiere y lo cuida y los otros también, a donde va, que hace, le toman la foto a la distancia, pero ahora, después de su “visita de rutina” que hizo al hospital militar y después se sabe que no era rutina sino una situación delicada, porque con el corazón no se juega, pues a consecuencia de la intervención que sufrió, tiene que caminar todos los días, es por eso que se monta en su coche blanco, tipo tercer mundista, y se va al parque de beisbol a echar unas vueltas al campo, eso sí enfundado en su uniforme de beisbolero con clásica gorra y ya entrado un picher a modo desde la lomita le manda unos tiritos para que el presidente se luzca con el bat y con soberanos estacazos mande la pelota allá por la segunda base. El hombre se enoja porque en algunos envíos se va en banda y no le da a la bola y eso también es motivo de comentario porque se informa que no siempre se puede dar batazo de cuatro esquinas, El poder, de no poder evitar ser motivo de noticia lo incomoda, pero él, como todos los que trabajan en cargos de alta responsabilidad en el gobierno son hombres públicos, razón por la que se tienen que cuidar hasta en sus excesos de andarse tomando fotografías abrazando a señoras, besando niños, bajándose de la camioneta para romper el protocolo, y López Obrador no es el único presidente que ha cometido las mismas imprudencias, hubo quien se salió de Los Pinos y viajó en el Metro para ir a Palacio Nacional, o quien en Anenecuilco Estado de Morelos se metió entre los campesinos un 10 de abril, sólo para saludarlos de mano, y como se dice, habrán quienes los quieran pero los hay también quienes los rechazan y locos no faltan. ¡Aguas no le pisen la cola al perro, que muerde!
En la semana pasada, desde la presidencia municipal de Cuernavaca se hizo saber que el Lobito Feroz tenía muy abandonada a la ciudad capital, como si se descubriera el agua tibia, porque de los peatones ¿quién no ha tenido la necesidad de cubrirse la nariz al pasar por esquinas, donde no se soporta la fetidez de la basura? ¿Quién de los que conducen su automóvil, no ha caído en pozos, que no baches y le ha roto o maltratado la suspensión o una llanta? ¿Cuántas personas han tenido que poner un foco fuera de la casa porque la calle no tiene luminarias? ¿Cuántos negocios debidamente establecidos han tenido pérdidas no por la pandemia sino por el desorden el comercio ambulante? Y las colonias sin agua, y el exceso de transporte colectivo que es uno de los más caros y malos del país, y así la lista “de los abandonos se puede hacer larga, porque así como van a ir en contra de los aviadores del trienio, así deben enjuiciar a quien por ineptitud, ignorancia, omisión y abuso del poder se hizo de dinero que es de todos los que vivimos en esta sufrida ciudad y que por la razón que sea tienen que hacer trámites en el Ayuntamiento y éstos “servicios” resultan carísimos y tardados porque la burocracia es galopante. Mucho tiene que hacer el señor Urióstegui, nuevo presidente municipal, que sin dinero en las arcas y con las deudas ajenas que se tienen que pagar porque de otra manera las cosas estarían iguales o peor que antes. El tiempo pasa y se come los buenos propósitos. HASTA LA PRÓXIMA.
*IR