México necesita tratar el agua como una prioridad de seguridad nacional
México tiene una gran cantidad de agua dulce, nuestros ríos, por ejemplo, podrían abastecer la demanda nacional de agua. A pesar de esto, el país enfrenta una severa crisis de agua y una de las más grandes, principalmente debido a la mala gestión del recurso natural.
Si el país no invierte en investigación, monitoreo de suelos y nuevas fuentes de energía renovable, las futuras crisis de agua aumentarán aún más el valor de la energía y podrían comprometer la seguridad alimentaria del país y del mundo.
La crisis del agua es un problema global, necesitamos tratar el agua como una prioridad de seguridad nacional. Estamos viviendo una grave crisis hídrica provocada, por un lado, por la sequía y el cambio climático, pero por otro, por la falta de una gestión adecuada en el país.
Según los científicos, México no monitorea la humedad del suelo, no tiene un plan de manejo del agua y no tiene datos para predecir la ocurrencia de futuras sequías y crisis hídricas.
Para Morelos es también un reto cambiar la forma en que trata el agua. Es un recurso abundante, pero se usa de manera menos productiva, la peor crisis hídrica de los últimos cien años amenaza la producción de energía y alimentos.
Requerimos un plan de al menos cuatro puntos:
*Primero: Optimizar el uso del agua para que las actividades esenciales no estén a merced de la lluvia. A pesar de que la producción agrícola es responsable de buena parte del Producto Interno Bruto (PIB) del Estado, las áreas de riego son limitadas. Es decir, que la producción estatal depende de la lluvia. Este es solo uno de los ejemplos que demuestra cómo necesitamos optimizar el uso del agua, es conocido que contamos con grandes acuíferos, recursos valiosos y subutilizados.
El sector agrícola debe desarrollar la resiliencia climática utilizando estas aguas subterráneas, especialmente durante las sequías hidrológicas extremas.
Sin embargo, la explotación de las aguas subterráneas para la agricultura debe realizarse de manera sostenible, para evitar el agotamiento del recurso natural. Para ello, debemos invertir en investigación y monitoreo de suelos, además de optimizar su uso; es necesario gestionar mejor los recursos del Estado.
Estudios sobre la pérdida de agua potable durante su distribución entre la población, revelan que diariamente se desperdician grandes volúmenes de agua. Esta cantidad de agua potable desperdiciada sería suficiente para abastecer a ciudades enteras en un año. Morelos tiene agua, pero necesita una buena gestión a través de políticas públicas.
*Segundo: Diversificar las fuentes de energía. Este año, muchas ciudades del país se enfrentan a un racionamiento de agua inminente y los grandes embalses han alcanzado bajos niveles de su capacidad. Ante la sequía y la falta de inversión en otras fuentes de energía renovable, México tuvo que volver a quemar combustibles fósiles, uno de los principales villanos del efecto invernadero.
Además de ser contaminante, este tipo de energía también es más cara y ha aumentado la factura de la energía eléctrica. Datos muestran que el país produjo el 13.2% de la electricidad del país a partir de plantas termoeléctricas.
En un escenario de cambio climático y aumento de la sequía, no podemos basar la economía de todo un país en una sola matriz energética, en este caso, el agua. Los científicos sugieren como alternativa a las centrales hidroeléctricas que el país amplíe su capacidad de energía eólica y solar.
*Tercero: Crear un plan de sequía. En los últimos 20 años, México ha experimentado grandes sequías. A pesar del pasado reciente, poco ha cambiado la gestión de sequías del país, lo que demuestra que el problema va más allá de un gobierno u otro.
La falta de gestión del agua es un problema para el Estado. Durante décadas, no se ha reconocido la sequía como un problema de seguridad nacional e internacional. Sin embargo, para que se elabore un plan nacional de sequía, México necesita monitorear la humedad del suelo, poder rastrear la variabilidad y disponibilidad de las aguas subterráneas en todo el país e invertir en investigación científica.
*Cuarto: Poner fin a la deforestación. Las cuencas hidrológicas están vinculadas a todo el flujo de agua en México. La deforestación del bosque en las zonas altas limítrofes con nuestro estado, ha alterado este flujo, dejando más secas las regiones Sur y Centro-Oriente del estado de Morelos.
Esto sucede debido a un fenómeno llamado ríos voladores, en el cual la humedad de la transpiración de los árboles es transportada por las nubes a otras regiones. Según los científicos un solo árbol grande, con una copa de 20 metros de diámetro, puede bombear 1.000 litros de agua al día desde el suelo. Por lo tanto, la tala de bosques está relacionada con las sequías en todo el país.
Uno de los efectos de la deforestación acumulada en los últimos años puede ser la actual sequía que afecta a parte de nuestro país. Los mapas de monitoreo de sequía muestran cómo la sequía actual migró.
Desde hace más de treinta años, Morelos ha estado registrando récords de deforestación mes tras mes. Los datos demostraron que la deforestación en amplias áreas de Huitzilac y partes serranas fue la más alta en diez años.
*Pongámonos alertas: la crisis del agua está ocurriendo en períodos de tiempo más cortos, para el caso de la actual solo seis años fueron suficientes para detonarla.
El informe de la ONU sobre cambio climático advirtió que cada año las sequías ocurrirán con más frecuencia por el cambio climático. Necesitamos prepararnos hoy con políticas públicas.
Por todos estos argumentos, será indispensable, llevar a cabo acciones, desde el orden gubernamental, pero también, la sociedad tiene su tarea, ser multiplicadores de lo importante que es cuidar y mantener las fuentes de abastecimiento en perfecto estado, es sin lugar a dudas, la clave para gozar del benéfico del acceso al agua y de ello dependerá su permanencia.