Todo exceso…
Hablar bien de uno mismo es vituperio, dicen los que saben y han tenido una buena educación, pero los que no lo saben caen en el exceso de ponderar cuánto hacen señalándose como los incorruptibles, los honrados, los honestos, los prototipos de hombre que la patria debe tener en los puestos de gobierno que son básicos para el progreso de la nación y el bienestar de todos los mexicanos. Vituperar, es ofender, es fregar, es denostar, vamos es hacer alarde de lo que no se es, y en materia de política no todo lo que relumbra es oro, porque si como dice López Obrador, sus coladores son la imagen misma de todas las virtudes, entonces ¿por qué los corre? Porque no solamente los manda a la calle, sino que los exhibe y lo que hace es una publicación de sus propios errores, que no son pocos, porque el Señor, los escoge y los pone, todo lo quiere a su modo, igual que en la época de los caciques donde estos personajes eran a la manera medieval dueños de tierra y vidas, así, en la 4T, todo aquel que no se ajuste a mi necedad es mi enemigo y a volar porque no hay de otra sopa, la otra ya se acabó. En una situación de desespero, el Gran hombre recurre al chantaje, por ejemplo, si los legisladores del PRI no aprueban sus ocurrencias, “es que están en contra del pueblo de México” y al grito de “Ahí viene el lobo” todos sus coros y plañideras se desgarran las vestiduras, atacando a los pocos que están como perros flacos, olvidados y apaleados, para señalarlos con el dedo flamígero de “esos son los corruptos de toda la vida y los enemigos a quienes has que desterrar de la tierra prometida”. Hace muchos sexenios, había políticos cultos, que su sola presencia daba seguridad y respeto, ahora, “pos ni cuando”, porque en relación a las mujeres, se acuerdan de la primera Gobernadora, del país; que fue Griselda Álvarez, de Colima, una mujer que fue maestra, escritora y poeta, que por algo exigió que en su despacho se cambiara la placa y se escribiera Gobernadora, en respeto a la buena escritura, y nada que ver con unas gobernadoras que una en Guerrero es una pésima cantante de ranchero, pero sí marioneta en las manos de su padre, y la otra con su feroz cabellera color zanahoria, que siempre que habla es para echar pestes y majaderías en apoyo a su jefe máximo, todo porque se la debe. Así, las cosas y después de la mala presencia en la ONU, ahora se espera que se haga mejor papel en la reunión de los mandatarios de Canadá, México y Estados Unidos, donde se espera que el señor no trate de hacer su mañanera y se comporte como un estadista.
Cambiando de tema, en materia educativa, todo parece indicar que los estudiantes de todos los subsistemas poco a poco van regresando a sus aulas y a reencontrarse con sus compañeros de escuela, sin embargo, hay quienes, no los hijos, sino los padres, quienes se resisten a llevar a los hijos a la escuela, y muchos maestros de escuelas oficiales no quieren atender vía virtual a los alumnos que están en casa, argumentando que, “ya es orden oficial el regreso a clases” cosa que no sucede en el colegios particulares, pero el problema es la economía, pero también lo es el número de alumnos que hay en cada salón de las escuelas públicas y el desorden que se presenta tanto a la entrada como a la salida de clases, aunque en algunas escuelas los padres se forman para entregar y recibir a sus hijos, pero no guardan la sana distancia ni todos usan el cubrebocas, así puede resultar más caro el caldo que las albóndigas, porque eso de que estamos en verde, hay sus asegunes, como dijo aquel, y si en los mercados, tiendas y bancos, sólo por citar algunos, hay personal que está pendiente de “los descuidados y olvidadizos” sobre guardar las reglas de higiene, por qué en las escuelas oficiales no hay un maestro o cuando menos el conserje o intendente que les pida a los padres se cuiden por el bien de todos, incluyendo a su familia. Todo es cuestión de ser solidarios y no dejar que todo lo hagan las autoridades que por el momento andan en la búsqueda de que los que se van no se lleven todo. HASTA LA PRÓXIMA.
*IR