La histeria de la derecha
Lista de Mentiras recientes (y no) que difunde la oposición: Se va a implantar la Reelección… Van a desaparecer la Propiedad Privada, en consecuencia, te van a quitar tu casa... Nos van a convertir en otra Cuba o en otra Venezuela… Van a imponer el Comunismo… La Presidenta es autoritaria… Ha cometido desacato porque no ha obedecido la “orden” de una Jueza por la que debe retirar la publicación de la Reforma del Diario Oficial…
Y las que vayan sumándose gracias a la imaginación desaforada de los prianistas ya en franca y rotunda psicosis esquizoide. A propósito, hemos publicado afirmaciones que les atañen directamente y en ningún caso hemos recibido respuesta. Repetimos, respuesta, porque sí hemos recibido insultos y descalificaciones.
Dos ejemplos: Respecto al Pan hemos dicho que su único objetivo es entregar las riquezas, los recursos naturales de la nación a manos privadas extranjeras. Así fue su origen protestando contra la Expropiación Petrolera, defendiendo a las empresas extranjeras, abandonando a los campesinos y negando la educación pública… ¿Algún panista niega este rotundo hecho histórico? Ganaron fanáticos porque utilizaron a la Iglesia como cómplice declarándose creyentes. Farsantes.
El Pri por su parte, abandonó sus postulados de la Revolución mexicana y los traicionó entregándose en amasiato con el Pan dejando que ese partido enemigo de la Nación decida por todos los priístas en cuanto a su orientación y a sus candidatos. Qué bárbaros. ¿Hubo respuestas? No, ninguna.
Suponen que gritando, exclamando desaforadamente pueden convencer con sus estridentes afirmaciones, vean a las señoras Kenia López y la Téllez cuya supuestas increpaciones son producto de una histeria enfermiza.
Así que tengo que declarar una severa incapacidad de comprensión ante la actitud de la Derecha recalcitrante que se levanta en “Resistencia”, sin esgrimir ningún argumento. Nadie se percata contra qué o quién ejerce esa “Resistencia”. Insistamos, sólo vierte calumnias, insultos, denostaciones. Inventa fantasmas que puedan escandalizar a un pueblo desinformado, pretende sembrar mentiras para confundir y salirse con la suya.
Nada de lo que ha propuesto este Gobierno recibe aprobación, con necedad se manejan contra la misma Constitución y ahora, con motivo de un cuestionario en los domicilios para atender la salud de personas mayores, difunden escandalosas mentiras.
Pregunta el politólogo Leandro Sequeiros. - ¿“Hablar de política” ciega los ojos a la realidad y machaca la capacidad de razonar? En nuestra vida ordinaria todos nosotros somos conscientes de que dedicamos muchas horas del día a la interacción social. La capacidad de compartir con otros, - conocidos o no, amigos o no-, puntos de vista, alegrías, tristezas, desamores, ideas y sentimientos, noticias, problemas familiares o personales nos hace sentirnos seres humanos, dotados de racionalidad, deseos y sentimientos.
Si queremos mantener la salud mental, necesitamos – como la comida, el sueño o la respiración – mantener interacciones con otros. Somos seres sociales. Interaccionamos a través de los muchos sistemas de comunicación (no solo el lenguaje verbal). Eso nos hace experimentar que estamos vivos, que somos algo para alguien, que nuestra sensación enfermiza de fragilidad y de vulnerabilidad es sanada con el bálsamo de la comunicación.
Pero preguntemos: ¿por qué muchas personas perdemos el control de nuestra racionalidad y la visceralidad, - esa llamarada que nace en las tripas-, nos domina, nos corroe, nos ahoga y nos sofoca?
La comunicación es necesaria, escucharnos mutuamente, recíprocamente, no solo oírnos como quien oye llover y no se moja. Una de las torturas sistemáticas de los regímenes dictatoriales era precisamente esa: Incomunicar al detenido.
En nuestra sociedad actual puede suceder que muchos seres humanos se sientan vulnerables, agredidos. Las conversaciones – y peor las discusiones – sobre política desnudan sus fortalezas, roban sus caparazones defensivos y sienten que atentan contra su seguridad, despojándolos de un supuesto nicho de fortalezas personales. “Hablar de política” los pone nerviosos. Como si enfrentaran a un depredador que les muerde el alma y les roba la seguridad.