Desaseo institucional// Poder Judicial, en desorden
La relación entre poderes públicos y la armonía en cada uno de ellos son factores que alimentan un mejor desempeño institucional, sin embargo, las estériles luchas políticas por el control del poder han llevado a las administraciones, municipal, estatal y federal, a pleitos que impiden el trabajo en el cumplimiento de su deber.
Indiscutiblemente, el viejo sistema priísta que se mantuvo en México y la mayoría de entidades federativas y municipales, llegó al exceso de abuso y corrupción, pero hubo épocas en las que se mantuvo el orden, la disciplina y se tenían buenos logros; en Morelos se sigue considerando a Lauro Ortega Martínez (1982-1988) como el mejor gobernador que tuviera la entidad.
La distinción de dicha administración es que "Don Lauro", como se le refería, mantuvo una autoridad total frente a sus subordinados y mano firme en las decisiones; quien se pasaba de lanza era echado de su cargo, hoy cada Poder hace lo que quiere, aún a sabiendas de que es una acción contra el gobernador.
Vemos otra vez los conflictos al interior del Poder Judicial, por el reclamo de magistrados al presidente Jorge Gamboa Olea, quien unilateralmente y sin cumplir el proceso legal, hizo nombramiento de vacantes en el TSJ. Actos de corrupción reprobables.
No es la primera vez, desde que inició como presidente fue evidenciado por actos deshonestos y reprobables. Ha sido una constante el mal actuar del ‘servidor público’ y eso ha llevado a una rebatinga permanente.
Pero el desajuste institucional es casi en todos lados, las estructuras oficiales como la Fiscalía General de Justicia están paralizadas, y las cosas no funcionan en una área tan fundamental como el de la persecución del delito. El fiscal Uriel Carmona simplemente se aferra a un cargo para el que está anulado.
Se requiere recomponer muchas cosas para que el gobierno en su conjunto vuelva a funcional; ojalá que la gobernadora Margarita González Saravia logre el objetivo de buena relación y esfuerzo conjunto con los otros Poderes y desde luego, se necesita echar a Uriel a la calle.