Le urge a Morelos el cambio
A Morelos le urge cambiar de mando y que termine el suplicio de los que aquí habitamos. Los últimos seis años han sido de extremo sufrimiento y zozobra, no sólo por la ola criminal que se apoderó del territorio estatal sino también porque muchos otros problemas que ya eran graves en el 2018 terminaron por desbordarse y sumieron en la anarquía y el subdesarrollo a una entidad que no ve la suya desde hace 12 años.
Como se ve, el estado vio pasar en dos sexenios a los peores gobernadores de su historia y hoy los efectos de la inseguridad, de la corrupción, de la ausencia de obra pública y de auge económico, son el reflejo de las banalidades de quienes han tenido en su responsabilidad la de encabezar la administración pública, y que dilapidaron los recursos y las esperanzas de los morelenses que creyeron ciegamente que las cosas mejorarían. Así, los dos gobiernos emanados de partidos que presuntamente representaron una ideología de izquierda, resultaron un fiasco pues en realidad carecieron de bases ideológicas que cimentaran gestiones efectivas.
Y es que irónicamente, en su última gira por el estado y donde se hizo acompañar de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, el presidente López Obrador, presumió las obras y acciones que sí, directamente de su gobierno y a través de diversas Secretarías y Programas, se han realizado en Morelos, pero en las que se ve como siempre, la ausencia del gobierno del estado cuyo titular, Blanco Bravo, ni siquiera ha tenido la decencia de dejar formalmente el cargo.
Idéntico que Graco Ramírez (el ex gobernador perredista), el ex futbolista abusa de su soberbia y sin escrúpulos ni remordimientos, enfrenta el juicio de los morelenses que a silbido abierto reprueban su gobierno y su presencia en los actos públicos. Y es que ajeno a los problemas y el sufrimiento de los miles, y siempre más preocupado por las cascaritas que decide animar en otros estados o en el extranjero, el gobernador de membrete es igualmente ajeno y repudiado en la tierra de Zapata.
Por eso a Morelos le urge un cambio, porque estando las cosas como están lo mejor que puede ocurrir es que el inquilino ocasional de Casa Morelos pase por sus maletas y se vaya, para que desde el equipo de transición y si es posible, se anticipe la toma del Poder y se puedan adelantar algunas acciones urgentes e impostergables para el estado, como la de retomar la seguridad e iniciar tareas de coordinación entre la federación, el ejecutivo y los municipios, a ver si así por fin se decide hacer algo para enfrentar la ola de criminalidad que no cesa.
Hay quienes justifican la permanencia del gobernador al cumplimiento del mayor tiempo posible de su mandado, antes que decida tomar licencia definitiva al cargo para integrarse como diputado a la Cámara Baja del Congreso de la Unión, allá de la última semana del próximo mes de agosto, pero hay mucho otros que incluso no quieren que se vaya sino hasta que su administración aclare el destino de miles de millones de pesos, presuntamente desviados durante su gestión y que son audítanos por la federación.
Lo cierto es que pese a que pudieran existir irregularidades, ya sabemos como se las gastan las instituciones con los procesos de sanción. Además, es sabido que el ex futbolista gozará de fuero constitucional y a menos que verdaderamente haya voluntad política al más alto nivel, difícilmente el selectivo brazo de la ley lo va alcanzar, y sino, que le pregunten a Graco Ramírez.
Por esomejor que Margarita González, la gobernadora electa y su nuevo equipo, comiencen pronto a tomar las decisiones que a Morelos y a su gente le urgen, para que en octubre próximo las cosas comiencen a mejorar, veremos…