Los desatinos del poder y la necesidad de organización independiente
La respuesta del gobierno de López Obrador al informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes ha sido absurda y carente de sensibilidad ante las denuncias documentadas sobre el papel del Ejército en la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa: “El fondo de lo de Ayotzinapa es político-ideológico”, dice en un comunicado oficial el gobierno, descalificando al GIEI. Al mismo tiempo, Xóchitl Gálvez se reúne con madres buscadoras de desaparecidos, siendo que jamás en su papel de funcionaria de gobiernos panistas se ha interesado en el tema de las desapariciones. En tiempos rotos, crece la simulación y el engaño en las alturas del poder.
La recomendación del GIEI en el sentido de que todos los archivos del Ejército y la Marina se entreguen a la Comisión para el Acceso a la Verdad del Caso Ayotzinapa y a la Fiscalía especial, es debido a que éstas instituciones castrenses se han negado a entregarlos, aduciendo que no existen a pesar de las evidencias documentales presentadas. Como Jefe de las Fuerzas Armadas, López Obrador salió en su defensa, rompiendo el compromiso de terminar con la impunidad y sobre todo de esclarecer el paradero de los estudiantes desaparecidos. Las madres y padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, con su tristeza y dolor a cuestas durante ya casi 9 años, emplazaron al Presidente para que los reciba en audiencia y les dé una respuesta. La incertidumbre al respecto hace más doloroso el camino para lograr encontrar a los desaparecidos, sin embargo se mantiene la lucha por hacer realidad la consigna de que si vivos se los llevaron, vivos los queremos.
En éstos mismos días se llevó a cabo una visita en la conferencia mañanera de Estela de Carlotto, de las madres y abuelas de Plaza de Mayo, recibida por López Obrador, agradeciendo el apoyo de México a la lucha contra la represión de la dictadura en Argentina en los años 70s que costó más de 30 mil desapariciones, y apenas en esta semana se informó sobre la localización con vida del nieto 113, motivo de alegría para quienes han sido un ejemplo latinoamericano de lucha contra la desaparición forzada. Ante ello, las madres buscadoras en México emitieron un mensaje videograbado dirigido al presidente López Obrador solicitando que sean recibidas en audiencia, misma que hasta la fecha no se ha llevado a cabo. Recuerdo que una de las últimas cartas firmadas por doña Rosario Ibarra y las doñas del Comité Eureka igualmente solicitaban ser recibidas en audiencia presidencial para abordar las desapariciones ocurridas desde los años 70s y por ello, en el mensaje de agradecimiento por la entrega de la presea “Belisario Domínguez” del Senado de la República, doña Rosario le dice a López Obrador que le deposita esta medalla en sus manos hasta que les regrese con vida a sus hijos desaparecidos y se haga verdad y justicia.
La desaparición forzada en México es estructural y tiene una larga historia que va desde 1969 hasta la fecha, como lo documenta Roberto González Villarreal en su libro “La desaparición forzada en México. De la represión a la rentabilidad”, donde señala: “La primera onda de la desaparición forzada comienza en 1969 y termina en 1990; el ciclo ascendente va de 1971 a 1974 cuando alcanza el punto máximo, a partir de entonces empiezan a disminuir paulatinamente. En 1991 empieza otra onda, con un crecimiento sostenido, pero pausado, hasta 2005-2007, cuando se acelera. Entre 2010 y 2015 se da una suerte de meseta, con niveles muy altos de incidencia anual. De 2016 a 1019 comienza otra fase acelerada, hasta alcanzar el mayor monto anual de la historia…”. Hasta este 2023 van más de 111 mil personas desaparecidas.
En éstos años se ha pasado de una estrategia de guerra contrainsurgente contra guerrilleros, activistas sociales y adversarios del Estado, a una práctica que utilizan las agencias del Estado en complicidad con grupos criminales, donde uno de los actores fundamentales que permanecen a lo largo de la historia es precisamente el Ejército y sus cárceles clandestinas en campos militares como el Número Uno, Pie de la Cuesta, o las instalaciones de la 27 Zona Militar en Iguala, lugares donde fueron llevados los presos políticos del 68 o se tiene evidencia telefónica de que habrían sido llevados algunos de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa.
“Los Padres y Madres de los normalistas desaparecidos decimos que de esta manera se confirma que a la fecha no hay esperanza para la justicia en México, pero que nadie dude ni un minuto que la alcanzaremos tarde que temprano. No la obtuvimos con el gobierno anterior, tampoco lo hemos hecho con el actual, pero lo lograremos. Las condiciones del caso deben ser impostergables, es obligación del Estado investigar, hacer justicia y buscar a los desaparecidos y al día de hoy el informe nuevamente revela la negligencia del gobierno de la 4ta.
Exigimos respeto para nosotros, para nuestros hijos y para la sociedad en general. Por ello no dejaremos un solo día de levantar la voz para exigir verdad , justicia y la no repetición de los hechos ¡ Hasta lograrlo! ¡ Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”
Por ello, no basta con que no regresen los que estuvieron y mostraron lo peor de las políticas autoritarias y represivas, sino acabar con herencias que se siguen aplicando por quienes llegaron al poder prometiendo cambios que no han cumplido. La lucha por construir una sociedad donde los derechos humanos sean para todas y todos es más urgente que nunca.
*IR