Las huelgas y lo que ha cambiado en el mundo del trabajo
La huelga de más de 160 mil trabajadoras y trabajadores de la industria del cine y el espectáculo en Hollywood ha tenido un fuerte impacto mediático y ha colocado importantes temas de la situación de la clase trabajadora en el mundo actual. Apenas unas semanas antes las enormes huelgas de millones de trabajadoras y trabajadores en Francia contra la reforma de las pensiones también habían cimbrado la conciencia de otros sectores de la población, como en los jóvenes que posteriormente salieron a las calles a protagonizar nuevas formas de lucha en contra de la brutalidad policíaca que asesinó a un joven en las calles de París. En México la huelga que mantiene el Sindicato de Notimex durante más de tres años ha sido posible por el apoyo de sindicatos como el de Telefonistas y la Unión Nacional de Trabajadores por un lado y por otro el del SME y la Nueva Central de Trabajadores, ante la ofensiva gubernamental que plantea desaparecer la agencia de noticias del Estado mexicano. Esta lucha se ha enlazado directamente con la resistencia del Sindicato del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua por defender su labor frente a los intentos privatizadores del vital líquido. Todas éstas luchas están relacionadas con los cambios profundos que se han dado en el mundo del trabajo ante las graves crisis del sistema capitalista y los avances tecnológicos, el uso de inteligencia artificial y los afanes de obtener el máximo de ganancias por parte de los dueños de los grandes medios de producción.
Ha llamado poderosamente la atención que destacados personajes del mundo artístico desempeñen un papel protagónico en la lucha sindical, con discursos claramente de defensa de los derechos de la clase trabajadora, en un medio donde prevalecen los objetivos de fortalecer la ideología dominante del individualismo y la creación de héroes en medio de guerras de todo tipo en el imaginario del multiverso de la inteligencia artificial. Este fenómeno indica que la crisis también ha golpeado a sectores que anteriormente se consideraban privilegiados, pero que siguen siendo explotados y despojados del producto de su trabajo, como escritores y guionistas de películas, que están siendo arrojados al desempleo y a la pérdida de sus condiciones materiales al grado de perder sus departamentos ante las deudas impagables. Así como las calles de ciudades enteras se llenan de personas sin vivienda, durmiendo a la intemperie y siendo sometidos por el imperio de las drogas, por el contrario, en las alturas del poder se incrementan las ganancias de manera estratosférica y se dan lujos extraordinarios, como los que nos enteramos cuando calculamos los gastos de los viajes de placer al espacio extraterrestre o al fondo del mar con la secuela de las tragedias que, contradictoriamente, sacaron a flote esta información.
Los avances tecnológicos le han permitido a la humanidad tener un mayor conocimiento de la realidad que vivimos, pero su utilización por el sistema capitalista ha significado la destrucción de la naturaleza por el afán de obtención del máximo de ganancia en el menor tiempo posible. En lugar de que el conocimiento científico signifique tener más tiempo para disfrutar de la vida, ha significado el incremento de la explotación de la mano de obra incluyendo el trabajo intelectual.
El trabajo asalariado se ha extendido por todo el mundo, incluyendo el ejército de reserva industrial que significa la mano de obra de personas migrantes, lo que significa que la clase trabajadora se ha generalizado y diversificado. Lejos de que el proletariado haya desaparecido como pretenden los ideólogos del sistema, hoy está más amplio que nunca. De ahí la importancia de que las luchas y movilizaciones actuales contribuyan a tomar conciencia de clase para transformar en acción colectiva en defensa de los derechos laborales, sindicales, sociales, económicos y políticos. Es la hora en que despierta un gigante adormecido por años de control y sometimiento.
Por ello las huelgas actuales son motivo de reflexión, análisis, pero sobre todo de contagiar la alegría de luchar por transformar la realidad que nos toca vivir. La huelga significa la posibilidad de recuperar el papel de quienes producen con sus propias manos e intelecto las riquezas que otros se apropian por ser los dueños de los medios de producción o reproducción. Lo mismo que ha ocurrido en las fábricas cuando los obreros paralizan la producción, está ocurriendo en los sets cinematográficos donde se producen las películas más avanzadas de ciencia ficción o en los institutos de investigación científica donde se aplica el conocimiento académico para los avances que deberían beneficiar al conjunto de la sociedad. Los dueños del capital y los funcionarios públicos que imponen sus decisiones por encima de los derechos de quienes producen directamente, saben que sus privilegios están en cuestión ante el despertar de la conciencia de una clase trabajadora que se atreve a luchar en defensa de sus derechos laborales y, sobre todo, a unirse y solidarizarse mediante iniciativas que permiten articular acciones que trascienden sectores o fronteras.
Los días por venir serán una prueba de fuego para lograr que todas estas luchas consigan triunfos que permitan dar un nuevo rumbo al mundo del trabajo, ya que su eventual derrota tendría repercusiones negativas no solo para las clase trabajadora sino para el tipo de sociedad que queremos construir de cara a las crisis que ponen en riesgo el mismo futuro de la humanidad.