¿Valores democráticos?
Con el paso del tiempo y el desarrollo de los hechos nos pasa muy a la mexicana, que se dice, o se aclimata o se aclichinga, o lo que es lo mismo, como que ya nos vale, ¿será porque ya nos estamos acostumbrando a los malos tratos? Veamos y preguntemos, no sé, pero la respuesta a la siguiente pregunta, la podemos encontrar nosotros mismos en un acto de reflexión, ¿Qué futuro o destino les estamos forjando a las nuevas generaciones? A los hijos o a los nietos les debemos enseñar a caminar con miedo y desconfianza en la calle, la escuela, el lugar de trabajo; aceptar que nuestro destino próximo es vivir en el encierro todo porque no hemos sido capaces de recuperar a nuestra colonia, ciudad, estado o país y hemos caído en el conformismo educativo, de asistencia social, de protección en las calles, espacios que nos dejan la angustia de que vamos más seguros solos, que aunque desconfiados, y que nos sentimos amenazados cuando vemos de cerca a un policía o va tras de nuestro automóvil una patrulla o un motociclista con uniforme, todo porque esas personas se han significado porque son atracadores de los ciudadanos y se quedan en la impunidad. A un pacífico ciudadano lo enfrentan con fiereza y majaderías, ante los delincuentes se escurren, jamás aparecen y cuando lo hacen es para cuidar que los curiosos no pisen a los muertos. La cantaleta siempre es la misma, “daremos con los asesinos o los ladrones o feminicidas o infanticidas o lo que quieran” ¿lo cierto? Lo cierto es que no pasa nada y todos somos víctimas porque vivimos en la angustia de, ahora, ¿qué va a pasar? Pero los que prometieron regresar a los militares a sus cuarteles, ¡mintieron! Y por si algo faltara el próximo 16 de septiembre, día del desfile, acto en el que Andrés Manuel López Obrador completará su obra de violación a la Constitución, integrando a la SEDENA a La Guardia Nacional. “A mí no vengan con el cuento de que la les es la ley” así lo dijo sin ningún recato y lo subraya con sus acciones de una incipiente dictadura. Pero antes se ha dado el espacio o el lujo de injuriar a los legisladores que votaron y lo menos que gritó es que son unos cretinos, ya lo había dicho antes, ahora solo lo subrayó. Mientras en el país todos sus contlapaches aplaudidores aprueban lo que no debe ser, en otras latitudes del planeta nos critican porque solamente estamos pensando “que de los mansos será el reino de los cielos”. Por favor, veamos a lista de invitados a las fiestas de independencia y estaremos de acuerdo de “que el que con lobos anda a aullar se enseña” o, bien “dime con quién andas y te diré quién eres”. No hay duda, sólo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra”, en Morelos los ciudadanos de todos los rincones hemos caído, por nuestra propia decisión, tres veces y todo hace suponer que vamos por la cuarta, pero como dicen los yucatecos, “que si seremos caballos si nos dejamos” pues los de Morena morelenses, aunque griten y se arranquen las vestiduras, se tienen que disciplinar porque Mario Delgado, líder mayor, solamente es siervo del Jefe de la Nación y si ya dijo que Ulises Bravo Molina va es porque va, y los que quieren hacer una “dirigencia paralela” alegando que el “hermanito incómodo" no representa los principios ni los ideales y los valores demócratas, con esta sarta de mentiras la pregunta hay alguno de Morena que en verdad sea lo que dicen, en Morena ¿hay democracia? Si la hay entonces por qué el mero preciso se encabrona con los que no están de acuerdo “con sus ideales”, por qué hay traiciones hasta en las familias como es la de los Monrreal, pues mientras uno, el Senador es traidor a la Patria y cretino, el otro el gobernador de Zacatecas, lambiscón, se acaba en alabanzas al gran Tlatoani, no tiene límites en el ejercicio del Poder. Así, Morelos, nuestro querido estado, se encuentra bajo la amenaza, de no ocurrir un milagro de seguir bajo la férula de quienes vienen de fuera, ven la riqueza que aquí se genera y como la música aquella, llegaron para quedarse, pero, en verdad, no hay políticos de altura, de limpieza moral, que rescate a la entidad que ha caído en las manos de quienes “ni son de aquí, pero si son de allá” y un morelense probo pueda regresarnos la seguridad y la dignidad y el orgullo de ser morelenses de corazón y de razón. El México militarizado de ahora nos debe recordar a momentos de la historia, cuando los militares por poco y asesinan a Juárez, “Alto, los soldados mexicanos no asesinan” dijo Guillermo Prieto y el presidente se salvó, luego, los militares asesinaron al Apóstol de la Democracia, Francisco I. Madero, Rubén Jaramillo, último líder agrarista de Morelos ultimado allá por Xochicalco por el ejército y ¿el 68? Y ¿Ayotzinapa? Recordemos que los militares sólo reciben órdenes de su Jefe Supremo. HASTA LA PRÓXIMA.
*IR