Dos pueblos morelenses unidos por la fe
El pasado viernes se celebró el 4to. Viernes de Cuaresma, unidos por la fe Tlayacapan y Tepoztlán conservan su tradición. Entre los habitantes de los dos municipios se cuenta la leyenda, que se ha venido transmitiendo entre ambos pueblos.
Dicen, la Imagen llegó de España, la trajo el hijo de Hernán Cortés que vivió en el barrio de la Santísima Trinidad, en Tepoztlán. Martín Cortes hijo de la Malinche la tuvo en su casa por una buena temporada; de ahí, fue llevada al Convento de La Natividad de María, donde sufrió fuertes quemaduras durante un incendio.
Algunos otros comentan, las mujeres que les tocaba preparar los alimentos a los soldados durante la revolución, al cocinar cerca de la imagen fue tomando un aspecto lleno de cochambre y humo. Por ello, los encargados de la parroquia (mayordomos) comienzan a buscar una persona que realice restauración de imágenes.
En Tlayacapan vivía un artesano hábil para hacer el trabajo, para devolver la textura y belleza a la Virgen. El día que fue entregada a la gente de Tepoztlán, comenzaron la procesión de regreso, quienes cargaban la imagen comenzaron a sentir que pesaba más de lo normal.
Al tomar un breve descanso en “El Plan de los Jagueyes”, al querer levantarla no pudieron hacerlo, esto atrasó su camino; con mucho esfuerzo lograron continuar la procesión, hasta llegar al pueblo de Tepoztlán.
Con gran cansancio y preocupados por lo sucedido, lograron llegar y dejar de nuevo en su altar la imagen. Pero, los tepoztecos desconfiaban y decidieron montar guardia día y noche ante el altar. Aun así, la imagen desapareció.
La gente de Tepoztlán sospechó que, los tlayacapenses habían robado la imagen y volvieron al pueblo vecino; efectivamente la encontraron entre la arbolada de “El Plan”, cerca del manantial de Apilihuaya. Enojados los tepoztecos reclamaron a las autoridades, pero nadie sabía nada del regreso de la Virgen, ni el artesano quien la restauro.
Los mayordomos molestos decidieron llevársela nuevamente, pero la imagen no quiso que la movieran, es decir que ni siquiera pudieron cargarla.
Ambos pueblos comprendieron que la Virgen quería quedarse en ese lugar, decidieron construirle su capilla, cuidarla y celebrarla cada cuarto viernes de cuaresma.
Los habitantes de Tepoztlán todos los años, el día jueves previo al cuarto viernes, a las seis de la mañana inician la caminata cruzando los cerros del poblado de Amatlán para llegar a San José de los Laureles. Durante el camino descansan para desayunar los tradicionales tlacoyos, itacates, tortas y el café de olla, que es preparado para convivir.
Al llegar al pueblo de Tlayacapan los mayordomos en turno, los reciben con gusto y emoción, acompañados de la tradicional banda de Tlayacapan caminan hasta llegar a la casa de los mayordomos, quienes los recibe con mole verde, charales y frijol fresco.
Cada cuarto viernes de cuaresma la mayordomía formada por ambos municipios festeja el acontecimiento milagroso. Se dice que la virgen sí le pides con fe a las mujeres embarazadas les da la niña, por ello durante los días de la fiesta estas niñas tienen que llegar vestidas de blanco para bailar de pastoras ante ella, como agradecimiento.
Existen cuatro comisiones para celebrarla: comisión de la misa; comisión del arco y adorno de la capilla y pedir prestado en cada casa de Tlayacapan los palomas o cocoleras quienes cantan a la virgen; comisión del castillo y comisión de los toros.
Familias tepoztecas llegan a acampar e instalar aún sus anafres en los cuales preparan o calientan los alimentos para pasar el día cerca la virgen. Desde muy temprano las niñas pastoras cantan. Podemos ver puestos de pan, comida, artesanía.
Este 2022, el grupo cultural Tlauili Tlayacapan, a través de una obra comunitaria representaron la leyenda como parte de preservar la identidad cultural.
Por la tarde se realiza la procesión donde los de Tlayacapan elaboran tapetes con aserrín, por la noche se quema el castillo.
Al frente de la capilla de nuestra señora del Transito se colocó una piedra, donde la virgen dejo plasmado su huarache.
Tlayacapan y Tepoztlán son hermandados y unidos de generación en generación por la imagen del Transito de María.