Huelgas y luchas de la clase trabajadora en 2022
Dos años de huelga van a cumplir las trabajadoras y trabajadores de la agencia de noticias del gobierno mexicano, Notimex, sin que se respeten sus derechos laborales. Doce años tienen los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas en resistencia, luchando por su recontratación laboral después del ilegal decreto de desaparición de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, durante el gobierno de Calderón. Se mantienen emplazamientos a huelga en defensa del Contrato Colectivo de Trabajo por parte de sindicatos de Telefonistas, del Instituto de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias. Se llevan a cabo protestas por la desaparición del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua y su incorporación a CONAGUA, ante el riesgo de afectar más de 300 plazas laborales y perder el contrato colectivo de trabajo del SITIMTA. Ante el despido de más de 500 trabajadores automotrices de la planta de Nissan en CIVAC se han elevado las voces de denuncia de las ganancias capitalistas por encima de los derechos de la clase trabajadora a un empleo digno. Cientos de trabajadores y trabajadoras de instituciones como la CNDH han sido despedidos y están bajo ataque trabajadores y trabajadoras de centros de investigación como el INAH, así como la falta de certeza y estabilidad en el empleo por los contratos temporales que tienen maestros de la ENAH, así como la falta de pago de profesoras y profesores de educación básica como quienes imparten clases de inglés sin tener derecho a plazas a pesar de años de servicio. Estas y muchas otras luchas se viven cotidianamente al inicio de 2022 en México, donde las políticas de austeridad golpean las condiciones de trabajo de instituciones de salud y educativas, con la desaparición de institutos autónomos, pero muchos privilegios de funcionarios de alto nivel, como los del Instituto Nacional Electoral, se mantienen intocables ante amparos legales y triquiñuelas jurídicas para no disminuir sus onerosos ingresos pagados con recursos públicos.
Los derechos laborales son derechos humanos. Aun cuando estos derechos forman parte de la Constitución y se consideran vitales para conseguir el respeto de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, en la práctica se violan de manera masiva y sistemática por parte de patrones capitalistas y funcionarios gubernamentales de todos los niveles. Los cientos de despedidos de los ayuntamientos y gobiernos municipales muestran la precariedad de empleos que impiden la prestación de servicios básicos como agua potable, recolección de basura, alumbrado público, que en muchas ocasiones se entregan a empresas privadas que obtienen enormes ganancias y no pagan prestaciones sociales a los trabajadores que sobreviven mediante el pago de propinas. Aún cuando se han establecido reglas para la contratación de personal mediante outsourcing, en muchas empresas privadas e instituciones, se mantienen este tipo de contratos temporales, como lo han denunciado en Universidades y centros de investigación.
Recientemente han entrado en vigor las leyes y reglamentos para las nuevas formas de impartición de justicia laboral, que tiene el objetivo de dar mayor celeridad y certeza jurídica según lo anunciado, pero el rezago en materia de violaciones a derechos laborales de todo tipo y de cumplimiento de laudos y resoluciones laborales que tienen muchos años es muy alto. Quienes interpusimos demandas laborales en 2006 y ganamos juicios, es la hora en que, por criterios burocráticos, se niegan a pagar los salarios devengados y eso sin incluir salarios caídos, ya que en este aspecto se limitó el tiempo para beneficiar a empleadores y no a los trabajadores que resisten años dando la pelea en juntas de conciliación y arbitraje plagadas de corrupción.
Recuerdo que desde pequeño conocí la experiencia de los campamentos de huelga, cuando mi padre nos llevaba a hacer guardia frente a las puertas de la fábrica Good Year Oxo, donde trabajaba y llevaron a cabo luchas por lograr uno de los mejores contratos colectivos de la región mediante la lucha. Por ello, sé lo que significa que familias enteras de trabajadoras en huelga de Notimex pasen frío y hambre en las calles, frente a los edificios clausurados por las banderas rojinegras, en demanda de justicia laboral.
Nuestra solidaridad con quienes luchan desde sus organizaciones sindicales, como en éste momento el SITIMTA, que es el sindicato del principal centro de investigación, desarrollo tecnológico y formación de recursos humanos calificados del sector hídrico de México, que lucha por el derecho humano del agua y no a su privatización, por la soberanía científica y por el respeto a la libertad sindical y contratación colectiva, demandando la permanencia del IMTA y contra la absurda propuesta de integrar su infraestructura y recursos humanos a la Conagua.
Las mujeres trabajadoras están en primera fila. En Morelos recuerdo allá por 1975 a las obreras de Confitalia encabezar las luchas del sindicalismo independiente, por reinstalación, por guarderías, por mejores salarios, contra el hostigamiento laboral y sexual. Hoy se ha logrado legalmente que el trabajo en el hogar y el cuidado de los hijos merezcan una retribución económica, a través de una sentencia de la SCJN sobre la doble jornada, pero requiere transformar la conciencia para respetar derechos laborales de las mujeres y cambiar roles de género para evitar explotación y opresión por razones de género contra el machismo y el sistema de dominación patriarcal capitalista. Los derechos laborales son también derechos de las mujeres a una vida libre de todo tipo de violencias.
No hay derechos de la clase trabajadora sin luchas que los hagan valer. Así lo muestra la historia y las luchas de todos los días aquí y ahora.
*IR