Los padres y docentes conscientes, debemos procurar que las nuevas generaciones se alejen del exceso del falso confort y comodidad; mucho daño provocan el sedentarismo y la sobreprotección; debemos inculcarles y motivarlos para que desde la temprana adolescencia canalicen sus energías a una productiva, saludable y honrosa ocupación.
Sin dejar de hacer comunidad y promover la solidaridad; insistamos en la enseñanza de confiar y depender más de sus propias fuerzas que del apoyo de los demás; habrá que dejarles claro que, sólo construyéndose a sí mismos; pueden tener garantizado un futuro promisorio, de satisfacción y optimismo.
Habrá que rescatar y refrescar la memoria con aquellas enseñanzas milenarias de Seres iluminados que nos legaron sabiduría; que siguen siendo verdades indelebles aún en nuestros días: amarnos y conocernos a nosotros mismos; nos impide, aún en las perores circunstancias, ser víctimas de la depresión o del pesimismo.
Las ciencias de la educación, decía María Montessori, están llamadas a comprometerse en la solución de los problemas y destino de la humanidad; frente a la locura, enfermedad y violencia colectiva; la educación está obligada a ofrecer respuestas y propuestas oportunas y positivas.
Siempre será mejor fracasar en el intento de mejorar; que construirle un templo a la inmovilidad, por el temor de fracasar; los tropiezos y errores son indispensables en la adquisición de experiencia; son estímulos y aliados para desarrollar nuestra fuerza de voluntad e inteligencia.
Los minusválidos voluntarios, los que no se atreven a emprender nuevos proyectos; son de sí mismos sus peores adversarios; y terminan siendo timoratos, pusilánimes y abyectos.
Frente a los nuevos retos que nos presenta la humanidad; es bueno dejar claro que en la niñez sigue siendo propicio y saludable jugar; pero en la adolescencia y juventud, se debe estudiar y trabajar y luego disfrutar; decía Constancio C. Vigil, que: “La pereza camina tan despacio que pronto es alcanzada por la pobreza”.
En nuestros hogares y salones de clase, todo el esfuerzo, la inteligencia y el vigor; deben ser canalizados al logro de nuestros nobles y dignos propósitos; nada es imposible cuando se transita el sendero con valor y se ilumina con la antorcha del amor.
En el difícil, lento y a veces doloroso proceso de construcción; se presentan contratiempos, dificultades y adversidades; pero todas ellas deben ser enfrentadas y trascendidas con perseverancia, fuerza de voluntad, tenacidad e inteligencia.
Está comprobado que la mejora de la humanidad no depende de leyes donde se proclame la democracia, la justicia, la libertad o la igualdad; la sociedad se aleja de su estado de mediocridad; cuando de manera individual sus integrantes se esfuerzan, estudian, trabajan y adquieren rasgos de valentía, honestidad, rectitud y dignidad.
La peor esclavitud del Ser Humano es cuando es sometido por la ignorancia, la indecencia, el egoísmo, la necedad y la negligencia; los caracteres endebles y timoratos, jamás a los villanos les hará pasar momentos ingratos; pero un carácter viril, recio y valiente; siempre pondrá en su lugar a los corruptos y delincuentes.
Ser independientes, autónomos y autosuficientes; debe ser el fruto de nuestro estudio y trabajo diligentes; la experiencia diaria de enfrentar dificultades, de superar obstáculos y trascender adversidades; son procesos naturales que nos ayudan a forjar el carácter y desarrollar múltiples capacidades; las cuales serán de gran utilidad cuando las ejercitemos al asumir mayores responsabilidades.
Siempre será necesario recordar a nuestros alumnos que las riquezas y bienestar no son indispensables para que los seres Humanos evolucionen en cultura y riqueza interior; pero sí les es indispensable asumir su posición de hacedores y transformadores de su mundo exterior.
La pobreza y estrechez económica no han sido impedimentos para que muchas mujeres y hombres ilustres, hayan alcanzado un alto grado de evolución; y hayan dotado del fruto de sus talentos a un alto sector de la población.
En sentido contrario y se antoja incluso un tanto arbitrario; pero muchas veces, el exceso de riqueza y la enfermiza ambición; sólo condena a los humanos a su decadencia e involución.
La tarea educativa y la Misión Docente; exigen Maestros fraternos, cálidos, comprometidos y conscientes; hago votos porque se mantenga la esperanza en la desesperanza; en medio de crisis prolongadas y rodeados de gente angustiada y estresada; crear ambientes emocionalmente pacíficos, armoniosos y seguros; es propio de docentes cultos, amorosos y maduros.
*IR