Una narrativa sobre el partido Atlas-Querétaro

La mala educación

Estimado lector, los hechos del sábado 5 de marzo en el Estadio de fútbol en Querétaro, demuestran la carencia de la más mínima consideración para los demás, un juego esperado por la afición de ambos equipos, con una vieja rencilla años atrás, en un juego en Guadalajara, desde ese entonces quedó pendiente la cuenta acompañada de amenazas, las cuáles se cumplieron el sábado.

El partido inició con emoción y nerviosismo, la afición estaba muy atenta, celebraba las buenas jugadas, como también los fallos y las faltas, en el primer tiempo, el Atlas anotó un gol apenas alcanzado por el jugador con un golpe de suerte, los Gallos callaron, no exclamaron nada y aceptaron la anotación. Vino el medio tiempo y hubo relajación y alegría.

Inicia el segundo tiempo y Los Gallos atacan fuertemente con varios intentos de anotación. Vino entonces el inicio de una desgracia, como si fuera un desenlace de lo que en la mente pudiese suceder y no imaginar.

Pelea a golpes entre unos cuantos, en las gradas bajas, del otro lado, la afición del Atlas cercada en una jaula, misma que se desbordó, en ese momento un aficionado corre en la cancha entre los jugadores y se desborda la afición a manera de turba para invadir el césped interrumpir el juego, los jugadores se protegieron y comenzó la gresca, se dieron con todo, hileras, sillas, una varilla de construcción, golpe a mano limpia y las patadas de todos contra uno,  así fueron cayendo varias personas tras recibir fuertes patadas en la cara y cabeza, algunos quedaron inconscientes y otros se escuchó; déjalo ya está muerto, para que aprenda….. Con un escenario sin control, sin policía, sin granaderos, sin protección, corrió sangre en la cancha, en los pasillos, en los túneles y en todas partes del Estadio, una tragedia fue el resultado del exceso de confianza otorgado a la afición.

Yo estuve ahí, en primera persona vi y observé desde un palco todo lo acontecido, la información llegaba de inmediato desde el personal del palco y la seguridad del mismo.

Salimos del estadio hasta dos horas después de lo previsto, ya había presencia policíaca y un gran número de ambulancias. Charcos de sangre por los pasillos, ropa de las víctimas tirada, algunos totalmente desnudos, les habían robado todo hasta dejarlos tirados y sin la más íntima prenda. Así fue esta tragedia.