Renovar para oxigenar

Vueleta a la izquierda

La renovación de Morena nacional trae aparejado la renovación de los comités estatales de manera parcial. Particularmente en Morelos se tiene que renovar la presidencia y los espacios ejecutivos que están acéfalos. 
Todo esto a propósito de la gira de la nueva presidenta de Morena, Luisa María Alcalde que visitó Morelos el pasado domingo. En dicho evento, que vale la pena mencionar que la gran mayoría de la base morenista no estuvo presente, el actual delegado en funciones de presidente fue abucheado por los pocos morenistas que asistieron al evento. Al momento de pretender dar su discurso fue interrumpido todo el tiempo con gritos de “fuera” “fuera”, evidenciando el rechazo de la mayoría que asistió a quien hoy dirige a Morena.
Lo más sano para el propio Ulises Bravo es dejar ya el cargo al que fue impuesto de origen. Hoy quien era su principal sostén ya no está en Morelos y está prácticamente solo, aunque hay algunos afines a él como el Senador Víctor Mercado, este no está dispuesto a emprender una batalla para sostener lo insostenible. Salir en este momento de una manera digna sería lo mejor que le pudiera pasar, para permitir la llegada de alguien con compromiso para darle la dirección que Morena necesita, acorde a los nuevos tiempos en Morelos. Las declaraciones envalentonadas y retadoras de “hay Ulises para rato” no tiene el mínimo fundamento porque su tiempo se agotó, ya cumplió su ciclo y es momento de regresar el partido a alguien que emane de la izquierda y que entienda lo que es dirigir un partido político.
Pero también es importante que se entienda que dirigir a un partido como Morena no es un día de campo, por ello se requiere alguien con capacidad política, con calidad moral, con experiencia en el ámbito político y con mucha ética y lo más complicado: congruente entre el pensar, el decir y el hacer. Hay políticos de izquierda que pueden parecer dirigentes pero que en realidad solo tienen intereses personales, hablan bonito pero su historia en la administración pública es muy cuestionada por temas relacionados con corrupción.
No debería ser opción quitar a un dirigente para poner a otro similar, aunque eso también demuestra la falta de liderazgos de izquierda comprometidos y con capacidad para dirigir a un partido de masas. La escasez de liderazgos es peligrosa porque provoca que los mismos se reciclen, que la misma clase política tradicional, anquilosada y desgastada, siga pensando en ser la única opción porque no hay renovación de cuadros en la izquierda. 
La presidenta nacional comento en el evento del pasado domingo, que será el Consejo Estatal el que determine quién dirigirá a Morena en los próximos 3 años, o lo que queda del Consejo porque este tuvo varias bajas en el proceso electoral pasado. Si es así, este consejo que fue electo de una forma cuestionada tendrá la responsabilidad de decidir sobre los dirigentes del resto de integrantes del Comité Ejecutivo Estatal. Por lo que, quienes aspiren a tener el encargo deberían ya estar haciendo el trabajo de cabildeo respectivo con los consejeros, para que estos puedan determinar de la mejor manera quien será el próximo dirigente de Morena. 
Hoy solo dos aspirantes están en la carrera por dirigir a Morena, uno con larga trayectoria en la izquierda, con compromiso y capacidad para hacer un buen papel, pero en contra la cercanía con la actual gobernadora del estado, y el otro con un perfil más cuestionado y menos avezado en las lides de dirección partidista, pero haciendo su labor de cabildeo intenso con los diferentes grupos que él considera debe convencer.
El consejo de Morena en Morelos tiene una tarea difícil porque tiene que decidir muy pronto quien sustituye al actual dirigente estatal. Falta que una mujer levante la mano y aspire a llevar a cabo la difícil tarea de recomponer a Morena, de darle un giro para hacer todo lo que dirigencias anteriores no han hecho, hacer del partido un espacio deliberativo capaz de dar conducción y línea política en el estado, promover la participación colectiva e incentivar la democracia desde dentro, apoyar las causas sociales ciudadanas en el estado y dejar de ser lo que es hoy, un abominable espacio de intereses personales que sirve solo para quien lo dirige.

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