En los últimos años, Morelos ha enfrentado un reto significativo en su desarrollo económico. La gestión de los exgobernadores Graco Ramírez y Cuauhtémoc Blanco ha dejado al estado en una situación poco atractiva para la inversión nacional e internacional. A pesar de contar con un rico patrimonio cultural y natural, Morelos se ha convertido en un estado que no compite en el mapa de las oportunidades económicas en México.
La competitividad, definida por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) como la capacidad de generar, atraer y retener talento e inversión, es un concepto crucial para entender el desarrollo de cualquier región. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un estado puede considerarse competitivo cuando logra manejar sus recursos y competencias de tal manera que no solo aumenta la producción de sus empresas, sino que también mejora la calidad de vida de sus ciudadanos.
En este contexto, es fundamental analizar los factores que han llevado a Morelos a su actual estado de vulnerabilidad económica. La falta de inversión, tanto nacional como extranjera, ha sido un síntoma de una estructura gubernamental ineficaz y de un entorno poco propicio para los negocios. A lo largo de la última década, la inseguridad, la corrupción y la burocracia han sido elementos que han desalentado a los inversionistas, quienes buscan entornos estables y predecibles para sus operaciones.
La competitividad se sustenta en cuatro pilares fundamentales: Recursos Humanos, Recursos Naturales, Formación de Capital e Investigación y Desarrollo Tecnológico. En el caso de Morelos, los Recursos Humanos presentan un panorama preocupante. Aunque el estado cuenta con una población económicamente activa considerable, los niveles de analfabetismo y la falta de formación técnica y profesional limitan el potencial del talento local. La educación es un elemento clave para el desarrollo de cualquier economía, y Morelos necesita urgentemente un enfoque renovado en su sistema educativo para preparar a su población para los desafíos del mercado laboral actual.
Por otro lado, los Recursos Naturales de Morelos son abundantes, pero su aprovechamiento ha sido insuficiente y, en ocasiones, insostenible. El estado tiene el potencial de desarrollar industrias turísticas y agrícolas sostenibles que no solo generen empleo, sino que también promuevan la conservación de su rico entorno natural. Sin embargo, la falta de políticas públicas efectivas ha impedido que se materialicen estas oportunidades.
La Formación de Capital es otro aspecto que debe ser atendido con urgencia. La inversión fija bruta y la inversión extranjera directa son esenciales para el crecimiento económico. Sin embargo, la falta de incentivos y un marco regulatorio atractivo ha llevado a que los capitales busquen refugio en otros estados más competitivos. La creación de fábricas y la promoción de empresas locales son vitales para el desarrollo económico de la región.
Finalmente, la Investigación y Desarrollo Tecnológico son cruciales para fomentar la innovación y la iniciativa empresarial. Morelos necesita un ecosistema que promueva la investigación en universidades y centros de investigación, así como la colaboración entre el sector académico y la industria.
La actual gobernadora, Margarita González Saravia, tiene en sus manos la oportunidad de revertir esta situación. Con un equipo de expertos y personas comprometidas con el bienestar del estado, es posible iniciar un camino hacia la recuperación de la competitividad de Morelos. La implementación de políticas públicas que prioricen la educación, la seguridad, la sostenibilidad y la innovación puede transformar el panorama económico del estado.
El desafío es enorme, pero no insuperable. La historia de Morelos está llena de potencial y oportunidades que, si se gestionan adecuadamente, pueden llevar al estado a un nuevo nivel de desarrollo. Es hora de que Morelos recupere su lugar en el concierto nacional e internacional como un destino atractivo para la inversión y un lugar donde su gente pueda prosperar. La competitividad no es solo un objetivo económico; es una cuestión de justicia social y bienestar para todos los morelenses.