Las mujeres de la comunidad afro-morelense son víctimas de discriminación no solo de la sociedad, sino también de las autoridades, a través de las instituciones que debieran encargarse de brindarles, como a todos y sin distingos, educación, salud y seguridad, así como sanción a los agresores, en casos de violencia física y feminicidios.
Con pesar, Mildred Maluti Lua, representante de la comunidad afro-morelense en Temixco, narra cómo aspectos simples, como el cabello, son motivo de trato diferente para las niñas, tanto por parte de sus compañeros como de sus maestros. En los hospitales, incluso, las mujeres afro-morelenses son las últimas en recibir ayuda durante el parto, bajo el argumento de que son más fuertes y aguantan más, o simplemente no son atendidas, para lo cual pretextan que no son mexicanas.
Situación similar se presenta para una comunidad que en Morelos está conformada por alrededor de 38 mil afro-morelenses a la hora de buscar empleo, pues solo las contratan para trabajos pesados, porque son más fuertes e históricamente, les dicen, así ha sido.
Igual desatención reciben en los casos de violencia física que, en ocasiones, llega al feminicidio, pues el trato es despótico o, por su origen y rasgos, no hay solución a sus denuncias, por lo que muchas se niegan ya a presentarse ante las autoridades, porque sufrirán doble victimización, particularmente las que han sido víctimas de abuso sexual, porque los agresores consideran que esa es su condición natural.
Entrevistada en Palacio de Gobierno, previo a un encuentro con autoridades, detalla: “Estamos realizando una campaña con la Comisión Ejecutiva para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, debido a la falta de atención y racismo sistémico del que hemos sido sujetas las personas afro-mexicanas, que se incrementa en el caso de las mujeres”.
En el tema de la violencia física y los feminicidios, afirma que se piensa que las mujeres afro-descendientes tienen todas las características para atentar contra ellas en violencia sexual. Lo peor es que también hay racismo de las autoridades al exigir atención: “Es difícil el acceso a la justicia. Por ejemplo, hay datos estadísticos en la encuesta de victimización de 2022 (del INEGI) que revelan que el acceso a la justicia y a todos estos servicios es bastante complicada”.
Algo no menos grave: las propias personas afro-descendientes no se visibilizan debido al racismo y no quieren reconocer su origen, para evitar ser víctimas de ello: “La gente prefiere no reconocerse, justo para no tener más problemas”.
Por tanto, es necesario generar una gran labor para visibilizar el problema y erradicarlo. “Esta campaña se hace desde el orgullo de pertenecer a un legado que viene contribuyendo a México, a nuestra historia, a la Independencia, a la Revolución, a todos estos movimientos que hacen lo que hoy es nuestro país”.
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