Proyecto de vida se puede truncar con la reforma judicial

La carrera judicial es un proyecto de vida y de desarrollo profesional

La carrera judicial es un proyecto de vida y de desarrollo profesional. Se deja, en ocasiones, una vida personal y familiar por la exigencia de preparar exámenes a fin de aplicar a nuevas posiciones, para tomar nuevos cursos y diplomados, estudiar maestrías y doctorados, para verlos fructificar al convertirse en juez. Sin embargo, para Reyna Popoca Urbina, secretaria del Tribunal Colegiado en materia Civil del Décimo Octavo Distrito en Cuernavaca, los años dedicados a la superación pueden verse truncados si se aprueba la reforma al Poder Judicial Federal.
Haces de lado la vida personal y familiar, lo mismo por el trabajo que por seguir estudiando en la escuela judicial”, nos dice, bajo la sombra de una carpa frente a las oficinas del Poder Judicial Federal en la calle Leyva, en donde con otros compañeros han suspendido actividades parcialmente, en demanda de ser escuchados por los legisladores del Congreso de la Unión.
-Eres producto de tu propio esfuerzo...
-Tengo 15 años en el Poder Judicial, no tengo ningún familiar en la institución. Comencé desde oficial judicial, he sido secretaria particular tanto de juez de Distrito como de magistrado de Circuito; para acceder al cargo de actuario, presenté un examen y también para secretaria de Juzgado y secretaria de Tribunal, evaluaciones muy rigurosas y actualmente estoy a la expectativa de aplicar examen para juez, pero ahora todo eso se ve truncado por la reforma...
Y su historia de esfuerzo y dedicación es la misma de muchos de sus compañeros, que han invertido estudio y tiempo en cursos, diplomados, especialidades, maestrías y doctorados en la escuela de formación judicial y muchos llevan ya 20 y más de 25 años en esta disciplina, y que ahora enfrentan la coyuntura de una realidad que puede cambiar radicalmente.

 

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"Quienes hayan pasado de noche por las oficinas del Poder Judicial Federal y ven las luces encendidas no es porque hayamos olvidado apagarlas, sino porque estamos ahí, trabajando o preparándonos en los estudios para la profesionalización y estar actualizados", afirma evocando las horas de esfuerzo. En materia penal, por ejemplo, afirma que aunque sea de noche o fin de semana, no pueden simplemente decir que se van a casa, porque hay que atender cada caso.
En el aspecto personal, narra: "Claro que hemos dejado eventos familiares y hasta cuestiones personales por estar aquí, y son los abogados quienes también pueden hablar de esto, porque estamos aquí para atender sus casos".
La reforma no es precisamente como un balde de agua fría: "Es más bien una desilusión... Estaba por terminar una especialidad y de repente nos llega la noticia de que no vamos a poder acceder a nuevas posiciones, como veníamos trabajando con la carrera judicial. Entonces te cuestionas para qué tanto esfuerzo"...
Y, sin embargo, hay que sobreponerse a la desilusión, enfrentarlo y hablar con la sociedad, porque, refiere, "A lo mejor nosotros tenemos que cambiar nuestro proyecto de vida y ajustarnos, pero la gente ya no va a tener jueces imparciales y la certeza de justicia a cargo de alguien bien preparado, conforme a derecho".
Por esto, afirma, es importante que la gente se informe, que se dé tiempo para conocer las implicaciones de la reforma, que acudan a la calle de Leyva, donde ahora están en suspensión parcial de actividades, porque a final de cuentas, es la sociedad la que saldrá afectada.