• “En el presupuesto del Departamento de Salubridad figurarán las partidas necesarias…” eso fue en 1940.
• Lázaro Cárdenas en visionaria iniciativa, zanjó el desarrollo del narcotráfico, pero…
El Diario Oficial no miente; aquel sábado 17 de febrero de 1940, se publicó por instrucciones del Presidente, Lázaro Cárdenas, el nuevo y modificado Reglamento Federal de Toxicomanías, decía que el gobierno atendería a los hoy llamados adictos, -en aquel entonces les decían toxicómanos-, y fue una a propuesta del entonces Consejo General de Salubridad; habría un registro, serían gratis las dosis, habría clínicas, todo lo pagaría el gobierno y todo estaría controlado con el fin de no permitir que los traficantes obtuvieran grandes provechos; fue hace 84 años, fue algo de inmensa visión, pero...
CONSIDERANDO: -se puede leer en aquel histórico Diario Oficial de 1940- “Que para combatir la toxicomanía y el tráfico de drogas enervantes se dictó el reglamento Federal de Toxicomanías que ha venido rigiendo desde 1931 y que establece como sistema la persecución y denuncia de los toxicómanos y traficantes de drogas. Que la práctica ha demostrado que la denuncia solo se contrae a un pequeño grupo de viciosos y a los traficantes en corta escala, quienes por carecer de suficientes recursos no logran asegurar su impunidad. Que la persecución de los viciosos se hace conforme al reglamento de 1931 es contraria al concepto de justicia que actualmente priva toda vez que debe conceptuarse al vicioso más como enfermo a quien hay que atender y curar, que como verdadero delincuente que debe de sufrir una pena. Que por falta de recursos económicos del Estado, no ha sido hasta la fecha seguir procedimientos curativos adecuados con todos los toxicómanos, ya que no ha sido factible establecer el suficiente número de hospitales que se requieren para su tratamiento. Que el único resultado obtenido con la aplicación del referido reglamento de 1931, ha sido la del encarcelamiento excesivo de las drogas y hace que por esa circunstancia obtengan grandes provechos los traficantes”.
El reglamento del que se habla, había sido publicado el 23 de septiembre de 1931 y con lo publicado el día sábado 17 de febrero de 1940, quedaba simplemente derogado por no dar resultados.
El nuevo y modificado Reglamento Federal de Toxicomanías era visionario y con un enfoque sin juicios ni discriminaciones para el adicto, se preocupaba por atender el problema de manera profesional y muy personalizada.
Decía: “ARTÍCULO 3- De conformidad con lo que establece el Artículo 412 del Código Sanitario y para cada caso particular de atención médica a los toxicómanos, el Departamento de Salubridad autorizará discrecionalmente a los médicos cirujanos con título registrado en la propia Dependencia, para prescribir narcóticos en dosis superiores a las señaladas por la Farmacopea. Para los efectos de este artículo, los médicos particulares y los dispensarios para toxicómanos se sujetarán a las siguientes condiciones: a) solicitar autorización a la oficina contra la campaña de toxicomanías, llenando la forma la forma que la propia Oficina proporcioné en los Estados y Territorios Federales, dicha autorización será extendida por el Jefe de los Servicios Sanitarios Coordinados o por el Delegado Sanitario…”
En las formas: “…se anotarán las dosis de enervantes que podrá surtirse, indicando a qué número de días se destina los cuales no excederán de treinta en ningún caso… la prescripción llevará el sello particular del médico, indicando nombre, domicilio y huella pulgar del paciente”.
“ARTÍCULO 4- …se autoriza a los farmacéuticos para despachar enervantes a dosis mayores de las señaladas por la farmacopea, solamente en los casos en que sean prescritas por médicos cirujanos… Solamente podrán surtir las prescripciones cuando se presenten los dos originales, uno de los cuales conservará el farmacéutico y el otro lo remitirá el mismo a la Oficina de Toxicomanías”.
“Artículo 5- Para la atención de Toxicómanos, el Departamento de Salubridad fundará los dispensarios y hospitales que considere necesarios. Unos y otros dependerán de la Oficina de la Campaña contra las Toxicomanías”.
“ARTÍCULO 8- Inciso c) Administrar al paciente toxicómano la droga que le haya sido prescrita, cuando éste lo pida y así lo determine el médico del dispensario. La atención médica del dispensario no causará honorarios”.
“ARTÍCULO 9- “El internamiento en los hospitales del Departamento quedará a juicio del médico tratante...”
“TRANSITORIOS:
ARTÍCULO PRIMERO: Este reglamento deroga el anterior de fecha 23 de septiembre de 1931 y entrará en vigor el día de su publicación en el “Diario Oficial” de la Federación (sábado 17 de febrero de 1940)
ARTÍCULO SEGUNDO: En el presupuesto del Departamento de Salubridad figurarán las partidas necesarias a la fundación y sostenimiento de hospitales, dispensarios y adquisición de drogas enervantes para el tratamiento de pacientes toxicómanos”.
¡Todo eso fue real! era una iniciativa presidencial revolucionaria si comparamos lo que ahora se vive y donde se involucran altos cargos, niveles de gobierno, se agregan miles de asesinatos y desaparecidos, hay una guerra sin cuartel entre cárteles, se manejan millones de dólares, los principales narcotraficantes son moneda de cambio político, y hay un incalculable número de adictas y adictos con edades indistintas.
Aquello que fue puesto en marcha en 1940, fue en su momento reformador, innovador, casi idílico, paradisiaco, encantador y hasta poético, esa iniciativa hoy es algo imposible de pensar o imaginar. Pero entonces, ¿¡Qué pasó!?
Muy sencillo: México compraba a Europa parte importante de narcóticos controlados para los enfermos, llegaban a Estados Unidos y de ahí los traían a nuestro país; el aciago momento de lo que sucedió, fue el 10 de mayo de 1940, Alemania invadió Francia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo; o sea, inició la Segunda Guerra Mundial.
Las secuelas fueron en cascada y México ya sin poder abastecerse, en el mes de julio de 1940, tuvo que reintroducir el antiguo reglamento federal punitivo del 23 de septiembre de 1931, se volvió a criminalizar y perseguir a los toxicómanos, los traficantes fueron la única opción para conseguir dosis y, a partir de ahí, la historia se cuenta sola.
Al menos, por casi medio año, no fue un sueño: ¡Drogas gratis, pagadas por el gobierno!