A propósito de agosto como el mes de la juventud, hace unos días me encontré en redes sociales con un video donde hablaban de la generación joven, no como una generación de cristal, si no, como una generación con exceso de información y escases de criterio.
Y si bien es cierto que en espacios anteriores me he pronunciado en contra de las diversas etiquetas que como generación nos han impuesto, he de admitir que, hasta cierto punto, concuerdo con la descripción que nos dan en el video antes comentado.
Permítame darle mis argumentos.
Para nadie es desconocido que, a diferencia de quienes conforman la generación baby boomers (1945 – 1964) y la generación X ( 1965 – 1981), los millennials ( 1982 – 1994) y centennials (1995 – 2009) hemos crecido a la par de los mayores avances tecnológicos en la historia de la humanidad.
Hay quienes afirman que para quienes somos parte de los millennials hasta la generación actual la vida ha sido incluso más fácil, y es que para nosotros la inmediates es casi parte de nuestras vidas, la tecnología nos ha permitido romper barreras tan grandes como la propia distancia y el tiempo, es verdad que para nosotros la mayoría de las cosas se arreglan con un solo click, que la falta de información responde más a una falta de interés que a un limitado acceso; sin embargo, no es verdad que seamos generaciones con poco criterio.
Por el contrario, la oportunidad de acceder a mayor información y de manera más fácil, nos ha llevado a cuestionarnos absolutamente todo, desde patrones de conducta como el propio machismo o clasismo, hasta sistemas tan complejos como lo son los sistemas políticos.
No, no es que nos quejemos de todo, es que hemos aprendido a que aquello que nos incomoda no siempre tiene porque estar bien, que algo que constantemente se repite no siempre tiene que ser lo normal.
A estas generaciones que tanto nos han reclamado, también tendrían que agradecernos la apertura a la sensibilización humana, y la empatía entre las especies. Estas generaciones hemos dejado de normalizar la violencia en cualquiera de sus expresiones, y no estamos, ni estaremos dispuesta a vivir con ella nunca más.
Sí, constantemente nos sentimos incomprendidos, y no por un tema de debilidad, si no, porque no dimensionamos como es que muchos aun con herramientas tan poderosas como lo es la tecnología y la propia información buscan seguir esclavizados en sistemas violento que mantiene en constante opresión la dignidad humana.
Con esto no quiero decir que nuestras generaciones sean poseedoras de la verdad absoluta; pues probablemente en algunos años seremos nosotros los que repitan patrones que para los más jóvenes parezcan simplemente incomprensibles. Lo que si es necesario seguir recalcando, es que aun nos falta mucho por hacer, aún es necesario encontrar mecanismos que permitan romper con algunas apatías que como generación hemos adquirido. Pero mientras que esto sucede, es urgente que la sociedad en general deje de clasificarnos o etiquetarnos solo por tener pensamientos distintos, por el contrario busquen comprender cual es la lucha que seguimos y si es necesario, súmense a nosotros.
FB. Xóchitl Azpiazu
Twitter. @xoch_azpiazu