Conforme a la normatividad, las personas con discapacidad en Morelos, tienen derecho a un descuento en el transporte público, a diferencia de las personas de la tercera edad, son pocos los que se atreven a desplazarse en las rutas del transporte colectivo: primero porque no los suben; segundo, porque los descuentos no son aplicados y tercero, porque ninguna silla de ruedas puede ingresar en una ruta del transporte colectivo.
Esta condición, mantiene a las personas con discapacidades, prácticamente recluidas en su casa, sin posibilidad de salir a trabajar o a recibir alguna capacitación que les permita acceder a la autonomía.
Aunado a lo anterior, los conductores, ejercen un mal trato para quienes requieren un poco de paciencia para subir los altos escalones de sus unidades, lo que es complicado de por sí, para los usuarios comunes y corrientes.
Beatriz Maldonado Fragoso, vecina de Xochitepec lo conoce bien, en un mensaje dirigido a la conductora de la segunda edición de Lo de Hoy Morelos, Dulce Maya; la mujer, en condición de débil visual, expone su angustiante experiencia al usar una combi “de los amarillos” que da servicio del mercado de Cuernavaca, hacia la Unidad Morelos.
Beatriz Maldonado pertenece a una agrupación de discapacitados y se atrevió a salir por la tarde a participar en una reunión sobre el sector, en Cuernavaca y cuenta que de ida y vuelta, “fui agredida primeramente por la unidad de colectivo, ya que, con agresiones verbales denostan la discapacidad”.
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“Al tomar la unidad en el mercado de Cuernavaca hacia la Unidad Morelos, subí, pague con una moneda de 5.00, mostré mi credencial de discapacidad (cuando según el reglamente no debemos pagar) pero al ya ser objeto de agresiones, decidí por las malas pagar. El conductor enojado, me dijo que a donde iba, le di contestación, arremetió que no me llevaría gratis, soltando una cantidad de improperios, amenazo con bajarme, a lo que conteste que lo intentara.
El chofer, cuenta la denunciante, “continuo con su letanía de insultos, le dije mandara traer a un policía, o a transportes. Él decía que a esa hora ya no había nadie y decidió pedir a dos hombres, me bajaran, uno de ellos se atrevió a decirme me bajara que él me regalaría lo que necesitara. Yo le dije al tipo que hacía uso lo que legalmente estaba establecido”.
“No con ello termino, el chofer en todo el trayecto, siguió su agresiva forma de expresarse a mi persona, diciendo ¡pinche vieja! ¡Consíguete quien te dé a gratis! entre otros, la verdad es que, yo de noche pierdo la poca visión, y ya estaba cayendo la obscuridad al llegar a “Las Palmas” y el tipo continuaba con sus agresiones: comencé a temblar, por alguna rara circunstancia, me dio miedo, a cada parada, pensaba… y si sube a alguien y ¿aparenta asaltar? y si yo venía pasando una situación sumamente agobiante. No es nada lindo sentirse de tal forma, no soy persona que se doblegue, pero mis condiciones han cambiado”.
“Al llegar a las letras de la Nueva Morelos, pedí a una pasajera marcara a un número que tengo de Segurichat, ya que tenía miedo que al bajar, hiciera el chofer lo que me han hecho: tirarme y verme nuevamente mal, ellos me decían no podían hacer nada. Les pedí no colgar hasta que yo bajara, porque si temía, al bajar pase la calle”.
Por fortuna, encontró a conocidos y pudo bajar con calma. Notificó al representante municipal del grupo de discapacidad y presentó, de nuevo una queja ante la Secretaria del Transporte: “Pero ya me canse, igual hice queja en transporte, pero del mismo modo, no logran entender que un ciego difícilmente tendrá video, letras o números de las unidades”. Esta, es una de las tantas y tan lamentables historias que se repiten día a día.