…Y-es-de-que…

…Y-es-de-que…
Alejandro Cardenas Mié, 21/08/2024 - 12:15

…y-es-de-que… a lo largo de la historia de cualquier país que se analice, -sin importar el tipo de régimen-, se conoce o se constata que siempre: “…para los amigos, justicia y gracia y a los enemigos, la ley a secas" …y-es-de-que… en el ajedrez político, cuando la diplomacia y el diálogo están ausentes, en su lugar hay una marcada distinción en cómo se trata a determinada persona o grupo de personas y es, según, la relación o interacción desde y con el Poder.
En el caso de México, donde es muy popular la frase: “…para los amigos, justicia y gracia y a los enemigos, la ley a secas", -históricamente, nos vamos a colgar del mito urbano, porque de manera oficial no hay un registro que acredite y menos una versión estenográfica sobre esta acción antiquísima de quien usa y ejecuta el Poder-, se rumora, que fue atinadamente descrita, reseñada, pormenorizada y detallada, por el Benemérito de las Américas; y desde su origen, ha resultado tan precisa que, con el tiempo, se ha convertido en una frase incontrovertible, indiscutible, innegable, indisputable, clara, cierta y palmaria, es decir; ya es un axioma.
Dicen, que quien exclamó por primera vez, “…para los amigos, justicia y gracia y a los enemigos, la ley a secas", fue Benito Juárez, en un discurso el 15 de septiembre de 1867, durante la celebración del Grito de Independencia en el Palacio Nacional. Y repito: …dicen… y quien pueda constatarlo, le agradeceré que comparta la fuente de esa información, pues busqué el dato incluso con el apoyo de la IA y también, -sin tanto tecnicismo, puntualizó el algoritmo, palabras más, palabras menos-: …y-es-de-que… no hay manera de confirmarlo.
En las relaciones humanas, -aclaro: aquí no me refiero a plataformas socio digitales- las personas que ejercen el Poder, con sus amigos, tienden a ser más indulgentes y comprensivas; pero, con aquellos a quienes consideran sus enemigos o adversarios -en este particular sí que se agregan las redes sociales por igual- son intransigentes, intolerantes, rigurosos, crueles y hasta sádicos. 
Y-es-de-que… para entender la diferencia entre estos dos últimos conceptos: adversario y enemigo, hay que aclarar que al mencionar adversario, es necesario entender que se habla y describe a por lo menos, dos antagónicos, y ambos, concurren o coinciden, en la búsqueda o ambición de objetivos comunes y por eso se enfrentan; por ejemplo: sucede en el mercado de valores, los mercados sobre ruedas o los tianguis domingueros y lo mismo, se registra entre los franeleros que se disputan las banquetas de una calle o avenida y, súmense en paralelo, las contiendas cada tres o seis años, por la atracción del voto cuando es temporada de elecciones.

Nos resta por aclarar que los llamados enemigos, -entiéndase por enemigo, a la persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal-, …y es-de-que… por enemigo, no me refiero al príncipe de los ángeles rebelados, aunque igual vale. Enemigo, se puede entender como alguien o algunos que se muestran o se muestra, completamente diferente o diferentes y ello, se aplica por extensión, a un conjunto de personas o de países contrarios a otros en una guerra y, se enfrentan belicosos, porque el objetivo de cada uno, es la destrucción del otro.
El efecto de la expresión: “…para los amigos, justicia y gracia y a los enemigos, la ley a secas", en los hechos, es un evidente reflejo de parcialidad, pues: “justicia y gracia para los amigos”, implica no solo un trato justo, sino también un trato benevolente o compasivo y es un agregado hacia aquellos con quienes se tiene una relación cercana, se les otorga el perdón o gozan de consideración especial y además, se le justifican sus evidentes debilidades y se le reconocen sus presuntas virtudes.
Llegado a este punto: “a los enemigos, la ley a secas”, es sin duda un contraste; se sobre entiende que a los enemigos se le ajusta la Ley sin consideración y de manera estricta. Y-es-de-que, al enemigo, de manera inequitativa y adaptada, se le aplican por contexto y desfogue emocional, las normas y las reglas señaladas en la Ley. 
La Ley, en este sentido, se interpreta como algo frío y objetivo que no deja espacio para la empatía o la comprensión y por añadidura, en situaciones de conflicto o antagonismo, no hay lugar para la compasión o la flexibilidad y esto sugiere, una marcada distinción en cómo se trata a las personas según la complejidad de las relaciones.
Entonces, cuando se dice: “…para los amigos, justicia y gracia y a los enemigos, la ley a secas", -con un sano criterio- ¡no debo inferir que la Ley es la Ley!  ¿…o sí?
…y-es-de-que… en la fragosidad, ya no sé, si no me entiendo mal o no se explican bien.

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