Es indudable que el transporte público en las ciudades latinoamericanas es un problema que afecta a millones de personas a diario. La falta de infraestructura adecuada, la informalidad laboral en el sector y la precariedad en las condiciones de trabajo de los choferes son solo algunas de las razones por las cuales todos sufrimos a la hora de ir a trabajar.
Muchas veces, como usuarios del transporte público, tendemos a culpar a los choferes por las condiciones en las que viajamos. Los percibimos como seres inhumanos, salvajes e irrespetuosos. Sin embargo, es importante detenernos a pensar en las condiciones en las que ellos también se encuentran. Algunos trabajan entre 14 y hasta 17 horas al día.
La informalidad laboral en el sector del transporte público es un problema grave que afecta no solo a los choferes, sino también a la ciudadanía en general. Estos trabajadores se ven obligados a trabajar largas jornadas, sin horarios establecidos y sin protección social. El ingreso que obtienen depende directamente de la cantidad de pasajeros que logren transportar en un día, lo que los lleva a correr riesgos y a desatender las normas de tránsito.
Es necesario que se implementen políticas que promuevan la formalización laboral en el sector del transporte público. Esto no solo beneficiará a los trabajadores, sino que también mejorará la calidad del servicio que se ofrece a la ciudadanía. Es importante comprender que el infierno en el que vivimos al utilizar el transporte público es también el infierno en el que viven los choferes.
Es hora de dejar de culpar y empezar a comprender. Todos sufrimos a la hora de ir a trabajar, y es responsabilidad de todos trabajar juntos para buscar soluciones que mejoren la calidad de vida de todos los involucrados en el transporte público. Seguiré insistiendo en la necesidad de que la discusión sobre las condiciones del transporte público en Morelos también se centre en las condiciones laborales de los operadores o choferes.