El gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo hereda una deuda de seis mil 300 millones de pesos a la nueva administración, de la cual responsabiliza al exmandatario Graco Ramírez Garrido Abreu, a quien tampoco ha podido encarcelar, como era su compromiso, lo mismo que a la pandemia, así como a las crisis económicas internacionales, que dispararon las tasas de interés.
Prácticamente esta administración solo estuvo pagando intereses y aportó muy poco a capital. La deuda que heredó el exgobernador tabasqueño fue de seis mil 700 millones de pesos. El encargado de despacho de la secretaría de Hacienda, José Gerardo López Huérfano, afirma que dejan recursos suficientes para la operatividad del gobierno hacia el cierre de año, con pago de liquidaciones, prestaciones y aguinaldos... Pero también se deja una deuda de seis mil 300 millones de pesos.
“Es una deuda heredada de la administración anterior que es difícil cubrirla en un solo sexenio”, considera López Huérfano. “El monto es importante. Lo que nosotros conseguimos fue estabilizar algunas condiciones. Hubo factores que no permitieron mejorar la situación”.
Y prácticamente es patear el bote: “Ya será la siguiente administración la que, en coordinación con el Congreso local, quienes tienen que analizar una nueva estrategia para mejorar y hacer frente a la deuda”.
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Una visión que se preocupa solo de lo básico: “Por el momento, lo que respecta a este ejercicio, se dejan números estables, se está pagando la deuda conforme al calendario, cada mes se está cumpliendo y se tiene lo necesario para terminar el ejercicio 2024 con el pago a los meses que restan para cumplir con la deuda”.
Mes con mes, esta administración, pero también la que entrará en funciones, tendrá que erogar alrededor de 60 millones de pesos del presupuesto para hacer frente a la deuda, sangría al erario por préstamos recurrentes de la administración de Graco Ramírez Garrido Abreu, que hasta ahora no se ve en qué redundaron como beneficio a la sociedad, y sin que haya responsables de hacer frente por el daño causado al erario.
Y precisa las cantidades: “Se heredan alrededor de seis mil 700 millones de pesos de deuda y actualmente está en seis mil 300 millones de pesos”. Y se le cuestiona que, en términos reales, poco se abonó a capital y que simplemente se concretaron a pagar intereses, y es en este punto que los factores externos intervinieron, refiere López Huérfano. “Se incrementaron las tasas de interés, a raíz de la pandemia, a raíz de otros factores económicos ajenos a la entidad y al país que afectaron las tasas bancarias, lo que no nos permitió abonar más al capital”.
En torno a las observaciones que ha hecho la Auditoría Superior de la Federación (ASF), afirma que se tienen reuniones casi cada semana con representantes de esa instancia, atendiendo las observaciones que hay desde 2018 y 19, los que corresponden a su gestión de 2020 a 2022 y se está abordando lo que corresponde a 2023 y ya incluso comenzó a atenderse la de 2024 para dejarlo avanzado. No está solventado todo, y de lo que ha solicitado la ASF, también falta comprobar gastos, refiere.