Los mexicanos, en el fondo de sus deseos y sus sensibilidades, todos desean seguridad, paz, empleo, desarrollo económico, salud, educación.
Es de creerse que nadie se levanta por las mañanas pensando que este día será peor que ayer y que desea que lo asalten, que desea enfermarse y acudir a un hospital o cualquier otra institución buscando salud y que llegue con el deseo que no lo atiendan y que lega con alegría porque va a estar esperando tres o cuatro horas esperando en el nosocomio ser atendido.
Definitivamente que es todo lo contrario. Bueno, tal vez habrá sus excepciones que alguien sale a buscar una oportunidad de empleo pero que se moleste por haber encontrado la oportunidad y al otro día no se presenta, Estos, forman parte de los que decía mi abuelita que nadan buscando trabajo rogando a Dios no encontrar. Fuera de ellos todos andamos buscando las oportunidades de negocio, de empleo. Deseamos atención en las instituciones de salud. Queremos que nuestros hijos tengan una buena educación, en las instituciones privadas o públicas.
Entonces nos preguntamos, ¿por qué en una elección donde elegimos a nuestros representantes y a nuestras autoridades pública, como Presidente de la República, Gobernador de un estado, presidente municipal o Diputados no analizamos con toda la conciencia a la que tenemos cada uno de los ciudadanos para hacer la mejor elección? ¿Por qué permitimos que manipulen nuestra voluntad y nuestra decisión? Está fresco el proceso que acabamos de vivir hace sesenta días en nuestro México, en donde influyó más la opinión de un presidente dispuesto a violar las leyes para intervenir en el proceso, un gobierno que como nunca lo habían hecho, aprovechar los programas sociales para presionar a la población o simplemente para convencerlos que su partido era la mejor opción porque ellos si “regalaban dinero”.
Simplemente porque en nuestro país no estamos preparados para una democracia real. Lo que ya se había logrado en las instituciones y órganos autónomos a lo largo de cincuenta años, lo acabamos de perder. Ha habido un retroceso en donde hoy como hace cincuenta años prevalece el PATERNALISMO.
Todo lo anterior vino a mi mente al escuchar lo que está sucediendo en Venezuela en donde ya tienen más de veinte años bajo un gobierno populista y manipulador que se reelige y trata de manchar el proceso, no permitiendo observadores internacionales o de dificultarles el trabajo que se requería. Lo que hizo Maduro el domingo pasado fue una simulación de elección.
Tampoco allá están preparados para una democracia, casi igual que en México. Sus programas sociales (que son muy raquíticos) son aprovechados para manipular una elección a la que se propone a la reelección el mismísimo presidente actual.
Ante ello hay una reacción de un sector grande de la población para protestar, quienes si tienen algún segmento de conciencia y se lanzan contra el gobernante quien tiene de su lado aún al ejército.
Pero los gobiernos autoritarios y regímenes militares son pueden durar mucho tiempo, a excepción de Cuba que es un caso aparte.
Solo pedimos que nuestros hermanos venezolanos encuentren la solución a la situación desesperante que están viviendo y que sea con el menor de los daños a su integridad física para que se recupere la democracia y la economía en este país que es mayor productor de petróleo en América Latina.