Hemos sostenido aquí que en México no se había dado la alternancia en el poder hasta el 2018, con el arribo a la Presidencia de la República de Andrés Manuel López Obrador, porque los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón fueron una continuidad pactada, con los otros poderosos grupos de poder fáctico del Partido Revolucionario Institucional.
Es decir, el ascenso panista fue un arreglo en el que se presume hasta la Casa Blanca, el poder central de los Estados Unidos, intervino para evitar la ingobernabilidad que se advertía podía generar si seguía el priísmo gobernando. Y bueno, vimos cómo Calderón se robó la Presidencia en el 2006 con el apoyo del tricolor.
Sin embargo, la llegada de AMLO si representa un antes y un después en la política mexicana, por eso durante éstos seis años que casi concluyen, priístas, panistas y perredistas, que en la práctica parecen lo mismo, mantuvieron literalmente una guerra contra este gobierno. Le han aguantado todo el sexenio, se llevaron reservas económicas suficientes como para resistir.
La pregunta es: ¿van a seguir aguantando otros seis años más? Porque todo cuesta y se han gastado fortunas incalculables en busca del regreso y fracasaron. Claro, hay empresarios y políticos que con todo lo robado a México, pueden resistir toda la vida, pero no deja de ser un riesgo que en el 2030 vuelvan a perder.
Y bueno, se nos antoja que en este trayecto sexenal y el que sigue con Claudia Sheinbaum Pardo, muchos personajes, tanto de la iniciativa privada como de la grilla que se creían intocables, están siendo enterrados por la 4T, y mire que algunos fueron aliados de López Obrador cuando les convino, como es el caso del ex gobernador Graco Ramírez, que perdió en Morelos con Lucia Meza.
Pero hay decenas de personajes que se antoja, ya pasaron a la historia: Ricardo Anaya, Marko Cortéz que va en picada. En el PRI están quedando cenizas de lo que fuera un instituto invencible. Los sátrapas vividores del PRD, Jesús Zambrano y Jesús Ortega, que hasta el registro perdieron. Cómo que el obradorismo mandó a la tumba y demasiados políticos que se consideraban eternos.